Monday, March 14, 2016

Sobre la Fe y la Práctica del Evangelio ( Padre Paisie Olaru )


Si pusiéramos en práctica todo lo que pretendemos enseñar a los demás, ¡seríamos santos! Yo solía hablar sobre la importancia de ser pacientes en momentos de sufrimiento. Ahora, cuando yo soy el que sufre, entonces me doy cuenta que tampoco yo tengo paciencia. Entonces, no es que haga falta paciencia, sino muchísima paciencia.

Un hermano me preguntó una vez: “¿Es posible calmar el sufrimiento con la oración?” “Este es un don de Dios”, le respondí yo. El amor espiritual vence el dolor, así como dice Cristo sobre la mujer que está por dar a luz, que luego de alumbrar habrá olvidado el dolor „porque ha traído un hombre al mundo”. Así, gran cosa es acercarnos al que sufre y tomar parte de su dolor. Pidamos el auxilio de Dios, para poder atravesar con bien por las olas de esta vida. Si no puedes hacer una buena obra, pues no es pecado, pero si puedes hacerla y no lo haces, entonces sí es una falta.

Debemos ir del “pensar” en Dios al “sentir” a Dios. Una cosa es hablar de Dios y otra es sentirlo. Una cosa es la palabra y otra el hecho. Ese “sentir espiritual” se alcanza solo haciendo la voluntad de Dios. Porque dice Jesús: “No todo el que me diga Señor, Señor, entrará en el Reino de Dios”. Haz, entonces, mucho más con tus hechos, que hablando. Porque el mundo está lleno de palabras, pero pocos son los que realmente practican los mandatos del Evangelio. Desde luego que son útiles las palabras espirituales, los consejos, las prédicas, los buenos libros. Pero debemos saber ir de las palabras a los hechos, porque “según tus actos serás juzgado”, dice el Señor (...) Debemos aprender a hablar poco y sólo lo que sea en verdad útil para la honra de Dios. Decía un filósofo en un libro: “El que dice todo lo que sabe, sabe poco y mal”. ¡Si pusiéramos en práctica tan siquiera el diez por ciento de lo que predicamos a los demás, Dios no dudaría en darnos la salvación a todos!.

Actualmente hay muchas personas perturbadas a las que es difícil llegar a tranquilizar. Aquí entra la sabiduría del confesor, del pastor de almas (...) La mayoría están enfermos espiritualmente por culpa del orgullo. Y sanarlos lleva mucho esfuerzo, algunas veces inútilmente. Yo, que nada sé, ¿qué puedo venir a enseñarles a estas personas? Mejor callo, para no hacer un daño más grande.

Otras veces, si callo, puede que me equivoque, porque no le estoy ofreciendo ninguna ayuda a mi prójimo que atraviesa por una necesidad. Por eso insisto, aprendan a escuchar más que hablar, porque “de toda palabra vana daremos cuenta frente a Dios”.

Padre Paisie Olaru


                                    Catecismo Ortodoxo 

                     http://catecismoortodoxo.blogspot.ca/

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