Wednesday, July 4, 2018

Ábreme las puertas del arrepentimiento, Oh, Dador de Vida! ( San Juan Maximovitch )


Ábreme las puertas del arrepentimiento, Oh, Dador de Vida!

La palabra griega metanoia expresa Arrepentimiento. En el sentido literal, significa un cambio de mente. En otras palabras, el arrepentimiento es un cambio de disposición, de modo de pensar, un cambio del yo interno. Es la reconsideración de los puntos de vista de una persona, un cambio en la vida de la persona.

¿Cómo puede ser esto? De la misma forma que un cuarto oscuro en el que entra un hombre, se ilumina por los rayos del sol. Al mirar a su alrededor, puede observar ciertas cosas pero también hay muchas otras que no ve y que ni siquiera sospecha que están allí. Muchas se perciben de manera bastante diferente de lo que son en realidad. Tendrá que moverse con cuidado, al no saber qué obstáculos pueda encontrar. Cuando el cuarto se ilumine el verá todo con claridad y podrá moverse libremente.

Lo mismo sucede en la vida espiritual.

Cuando estamos inmersos en el pecado y nuestra mente se ocupa solo de los cuidados mundanos no notamos el estado de nuestra mente. Somos indiferentes a lo qué somos en nuestro interior y persistimos en el camino falso sin enterarnos de ello.

Pero luego un rayo de la Luz de Dios penetra en nuestra mente. Vemos la impureza en nosotros! Cuánta mentira, cuánta falsedad! Cuán repulsivas muchas de nuestras acciones resultan ser, creyendo nosotros que eran buenas. Entonces vemos claramente cuál es el sendero verdadero.

Si reconocemos nuestro vacío espiritual, nuestra impureza y con sabiduría deseamos nuestra enmienda – estaremos cerca de la salvación. De las profundidades de nuestras almas exclamaremos a Dios: "¡Ten misericordia de mí, Oh Dios, ten tu grandiosa misericordia!" "Perdóname y sálvame", " Concédeme ver mis propias faltas y no juzgar a mi hermano".

Cuando la Gran Cuaresma comienza, apresuremos a perdonar los daños y ofensas. Que siempre escuchemos las palabras del Evangelio para el Domingo del Perdón: Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas. (Mat. 6: 14-15).
Catecismo Ortodoxo
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