Mientras vivías en la tierra, tus oraciones prote gían a tus hijos espirituales de las marejadas e incendios forestales, y después de tu muerte tus intercesiones celestiales han calmado los mares tormentosos y salvaron de peligro al Santo Obispo Inocencio. No hagas menos por nosotros en tu amor paternal por tu patria adoptiva. Implora a tu Soberano a que nos salvaguarde de estos peligros también, porque sabemos que Dios es maravilloso en Sus santos. Amén.
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