La Preciosa Cruz apareció en el cielo sobre Jerusalén en la mañana del 7 de mayo del 351 en el reinado del emperador Constancio, hijo de San Constantino (21 de mayo).
En el tiempo de la herejía de Arriano, que enseñaba que Cristo es una mera criatura y no Dios así causando gran revoltura y división por el imperio. Incluso después del Primer Concilio Ecuménico en Nicea en el año 325, muchos fueron atraídos por esta enseñanza falsa, y los ortodoxos se encontraban como minoría en muchos lugares.
Constancio, el gobernador de la parte este del imperio, apoyaba fervientemente el Arrianismo. Sus hermanos Constantino II y Constans, quienes eran piadosos ortodoxos cristianos, gobernaban el oeste. Los dos murieron en diferentes batallas como en el año 350, así dejando a Constancio como el único gobernador. También en el 350, San Cirilo (18 de marzo) fue consagrado como Patriarca de Jerusalén y comenzó una ardiente batalla en contra deo Arrianismo.
En Mayo del 351 una cruz luminosa se apareció sobre Jerusalén, expandiendo de Gólgota hasta el Monte de Olivas, una distancia de como cinco millas y media. La cruz ara tan larga como ancha, y brillaba más fuerte que el sol. Muchos salieron de sus trabajos y casas para ir a la iglesia y glorificar a Cristo. El historiador Sozomen dice que esta señal tan milagrosa llevo a multitudes de judíos y paganos a convertir al cristianismo.
Una carta de San Cirilo mandada al emperador describiendo el fenómeno sucedido, y amonestándolo para que se vuelva verdaderamente ortodoxo se ha preservado. La aparición de la cruz estuvo sobre la ciudad por una semana entera.
La visión de la Cruz sobre Jerusalén les dio fuerza a los feligreses Ortodoxos y contribuyo fuertemente al regreso de muchos Arrianos a la Iglesia. También es un buen recuerdo de la grandiosa segunda venida de Cristo, cuando “el signo del Hijo del Hombre aparecerá en el cielo (Mateo 24:30).
En el tiempo de la herejía de Arriano, que enseñaba que Cristo es una mera criatura y no Dios así causando gran revoltura y división por el imperio. Incluso después del Primer Concilio Ecuménico en Nicea en el año 325, muchos fueron atraídos por esta enseñanza falsa, y los ortodoxos se encontraban como minoría en muchos lugares.
Constancio, el gobernador de la parte este del imperio, apoyaba fervientemente el Arrianismo. Sus hermanos Constantino II y Constans, quienes eran piadosos ortodoxos cristianos, gobernaban el oeste. Los dos murieron en diferentes batallas como en el año 350, así dejando a Constancio como el único gobernador. También en el 350, San Cirilo (18 de marzo) fue consagrado como Patriarca de Jerusalén y comenzó una ardiente batalla en contra deo Arrianismo.
En Mayo del 351 una cruz luminosa se apareció sobre Jerusalén, expandiendo de Gólgota hasta el Monte de Olivas, una distancia de como cinco millas y media. La cruz ara tan larga como ancha, y brillaba más fuerte que el sol. Muchos salieron de sus trabajos y casas para ir a la iglesia y glorificar a Cristo. El historiador Sozomen dice que esta señal tan milagrosa llevo a multitudes de judíos y paganos a convertir al cristianismo.
Una carta de San Cirilo mandada al emperador describiendo el fenómeno sucedido, y amonestándolo para que se vuelva verdaderamente ortodoxo se ha preservado. La aparición de la cruz estuvo sobre la ciudad por una semana entera.
La visión de la Cruz sobre Jerusalén les dio fuerza a los feligreses Ortodoxos y contribuyo fuertemente al regreso de muchos Arrianos a la Iglesia. También es un buen recuerdo de la grandiosa segunda venida de Cristo, cuando “el signo del Hijo del Hombre aparecerá en el cielo (Mateo 24:30).
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