Muchos padres, amando en forma errónea a sus hijos, les causan un daño espiritual. por. ej., la madre por excesivo amor a su hijo, abrazándolo y besándolo, le dice: "que maravilloso niño eres" o "Tu — el muchacho mejor del mundo," etc. De esto, el pequeño desde muy temprano (a la edad que no puede tener todavía plena conciencia), asimila una elevada opinión de si mismo, que él es el mejor y más inteligente de todos. Por eso él, naturalmente, no siente necesidad de la gracia Divina y no sabe pedir ayuda a Dios. Así, desde la temprana infancia, en el alma del niño se fija una pétrea presunción, que nunca podrá superar y la llevará consigo a la tumba.
San Paisos de Athos
San Paisos de Athos
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