Kondaquio
I
Defensor
de la Fe Ortodoxa, Gran Mártir Fanurio, llenos de alegría y con el corazón
lleno de gratitud por los grandes milagros que Dios obra por medio de tu
intercesión,
e
iluminados por tus martirios te decimos:
Regocíjate,
San Fanurio, gran taumaturgo.
Ikos
I
Una
innumerable multitud de creyentes, da testimonio de las maravillas de tus
innumerables milagros con los cuales humillaste a los herejes haciendo
resplandecer la fe ortodoxa y llenos de regocijo espiritual te dicen:
Regocíjate,
gran Mártir de Cristo el Salvador.
Regocíjate,
pues innumerables son los que buscan tu intercesión.
Regocíjate,
defensor de la Fe Ortodoxa.
Regocíjate,
ayuda de los que te suplican.
Regocíjate,
tú que derrotas los oscuros
razonamientos
de los paganos.
Regocíjate,
tú que haces resplandecer la
verdadera
Fe.
Regocíjate,
ornamento de los soldados cristianos.
Regocíjate,
guerrero victorioso.
Regocíjate,
vencedor del maligno.
Regocíjate,
maestro de los cristianos.
Regocíjate,
tú que iluminas nuestra ignorancia.
Regocíjate,
San Fanurio, gran taumaturgo.
Kondaquio
II
Aunque
pobres sean nuestras alabanzas y no seamos capaces de ensalzarte como es
debido, acepta las suplicas de aquellos que con el corazón lleno de humildad y
amor te dicen: ¡Aleluya!
Ikos
II
Ninguno
de nosotros los pecadores podemos decir que no hayas recibido nuestras
oraciones, pues conoces nuestra debilidad intercediendo por nosotros ante
Cristo; por ello, agradecidos te decimos:
Regocíjate,
tú que fuiste elegido por Dios.
Regocíjate,
pues sin el conocimiento filosófico desbarataste los errores de los filósofos.
Regocíjate,
tú que nos muestras el tesoro de los mandamientos divinos.
Regocíjate,
tú que enseñas las leyes a los legisladores.
Regocíjate,
alabanza de padres y maestros.
Regocíjate,
ornamento de la Iglesia de Cristo.
Regocíjate,
tú que pones en evidencia a los herejes.
Regocíjate,
tú que te mostraste lleno
de
la sabiduría divina.
Regocíjate,
tú que resplandeces como luminaria del Espíritu Santo
Regocíjate,
valiente luchador del ejército de Cristo.
Regocíjate,
ayuda del pueblo ortodoxo.
Regocíjate,
San Fanurio, gran taumaturgo.
Kondaquio
III
Habiendo
sido conquista la isla de Rodas por las impías hordas de los turcos,
destruyeron sacrílegamente las Iglesias, destrozando los Santos Iconos y pisoteando
las verbales reliquias. Tu nombre quedó oculto durante años más Dios quiso
manifestarlo de nuevo por lo que agradecidos cantamos: ¡Aleluya!
Ikos
III
Deseando
el gobernador de la isla restaurar la muralla, encontraron los restos de una
Iglesia cuyos iconos habían sido profanados. No se distinguían ni los nombres
ni las imágenes, más en medio de ellos surgió tu imagen milagrosa como si
hubiera sido recién escrita no habiéndole afectado ni el tiempo ni el encierro.
Llenos de gratitud por tu manifestación te decimos:
Regocíjate,
pues llevas en tus sienes la corona inmarcesible.
Regocíjate,
alabanza de los fieles.
Regocíjate,
tú que sanas a los enfermos.
Regocíjate,
tú que eres nuestro intercesor ante Dios.
Regocíjate,
tú que libras de los peligros a los que te invocan con fe.
Regocíjate,
tú que apagas el fuego de nuestras pasiones espirituales y corporales.
Regocíjate,
tú que consuelas a los que sufren los males de la vejez.
Regocíjate,
médico anágiro.
Regocíjate,
esperanza de los abatidos.
Regocíjate,
protección de los desesperados.
Regocíjate,
San Fanurio, gran taumaturgo
Kondaquio
IV
Oh
glorioso Mártir de Cristo, compadécete de nosotros los pecadores que acudimos a
ti buscando tu intercesión poderosa, la salud del alma y del cuerpo y la
liberación de la esclavitud de las pasiones y ruega por los que cantamos a Dios
diciendo: ¡Aleluya!
Ikos
IV
Llegando
la noticia del hallazgo al piadoso obispo Nilo, corrió éste a contemplar tu
imagen pronunciando tu nombre bendito oculto desde hacía tanto tiempo: San
Fanurio, Mártir de Jesucristo, nuestro poderoso intercesor ante la Trinidad y
al que agradecidos le decimos:
Regocíjate,
tú que estás junto a los coros de los ángeles.
Regocíjate,
tú que alabas a Dios en el coro invicto de los Mártires
Regocíjate,
pronto auxilio del pueblo que te invoca.
Regocíjate,
fuente de innumerables milagros.
Regocíjate,
gloria de la Ortodoxia.
Regocíjate,
pues tu fama es reconocida
en
todo el orbe.
Regocíjate,
tú que incesantemente derramas el río de los bienes espirituales.
Regocíjate,
tú que sacas a los afligidos
de
la depresión.
Regocíjate,
firme pilar de los cristianos ortodoxos.
Regocíjate,
tú que eres albado por hombres y ángeles.
Regocíjate,
serafín humano.
Regocíjate,
San Fanurio gran taumaturgo
Kondaquio
V
Grandes
son los martirios que sufriste por confesar tu fe en Jesucristo, nuestro Dios y
Señor y con valentía denunciaste la impiedad del magistrado y haciendo huir a
los demonios escondidos en los dioses paganos vencidos por el verdadero Dios al
que cantamos diciendo: ¡Aleluya!
Ikos
V
Fuiste
golpeado con piedras y palos, y tu joven cuerpo fue desgarrado con garfios más
con tus manos cruzadas en el pecho todo lo soportabas y elevando tus ojos al
cielo ponías en Cristo tus esperanzas, llenos de devoción al contemplar tus
martirios te decimos:
Regocíjate,
soldado invicto de Cristo.
Regocíjate,
defensor de la fe cristiana.
Regocíjate,
tú que disipas el hedor del paganismo.
Regocíjate,
tú que ofreces a Cristo el perfume
de
tus martirios.
Regocíjate,
pues haces huir los demonios.
Regocíjate,
tú que vences a los enemigos del alma.
Regocíjate,
tú que anulas la ponzoña de los ídolos.
Regocíjate,
tú que siempre intercedes por nosotros en medio de todos los peligros
Regocíjate,
tú que como una luz disipas sus tinieblas.
Regocíjate,
tú que siempre nos auxilias en medio de los peligros.
Regocíjate,
tú que llenas de esperanza a los afligidos.
Regocíjate,
San Fanurio gran taumaturgo
Kondaquio
VI
Arrojado
en lo más profundo de la prisión y en medio de las tinieblas, pedías fuerzas a
Dios para soportar los padecimientos en su nombre. Más el demonio inspiró
nuevos tormentos a los impíos pues aún con tus heridas abiertas seguías
anunciando la fe en Jesucristo, haciendo la apología con valentía y a pesar de
las amenazas y las nuevas torturas que ponían ante tus ojos no cesabas de
alabar a Dios diciendo: ¡Aleluya!
Ikos
VI
Con
antorchas quemaron tu cuerpo los impíos verdugos de duro corazón que
enardecidos por tu persistente negativa de adorar a los demonios paganos
terminaron por ponerte en una prensa donde molieron tus huesos como se muele el
trigo para hacer un pan blanquísimo, ofrecido a Dios. Contemplando tus
martirios y viendo en ellos tu rostro sereno y lleno de regocijo divino te
decimos:
Regocíjate,
firme defensor de la fe Cristiana.
Regocíjate,
tú que haces callar a los sabios de este mundo con la sabiduría divina.
Regocíjate,
tú que confundes a los magistrados al exponerles la verdadera ley
Regocíjate,
pues por tus oraciones son sanadas nuestras almas.
Regocíjate,
tú que nos libras de los dolores.
Regocíjate,
tú que eres bálsamo que alivia nuestros sufrimientos.
Regocíjate,
pues con tus oraciones das fuerza
a
los débiles.
Regocíjate,
roca firme donde se apoyan los
que
son tentados.
Regocíjate
columna de los débiles
Regocíjate,
ayuda de los que se encuentran
en
peligro.
Regocíjate,
protector de los desvalidos.
Regocíjate,
San Fanurio gran taumaturgo
Kondaquio
VII
Como
un nuevo Daniel fuiste arrojado en el pozo de los leones más como a él los
irracionales te respetan mientras enfurecidos los racionales, cegados por el
odio no ven la grandeza del milagro que agradeces a Dios diciendo: ¡Aleluya!
Ikos
VII
Aplastado
por una losa de mármol seguías alabando a Dios al que tienes en tu corazón
puesto sobre todas las cosas de este mundo. Los ídolos tiemblan en tu presencia
y satanás enfurecido huye al no poder vencer la fuerza de tu fe. Arrojado al
horno entregas allí tu alma a tu creador, ofreciendo tu cuerpo como un sacrificio
purísimo al Dador de la vida. Por ello te decimos llenos de devoción:
Regocíjate,
pues por tu gran fe se obraron
grandes
milagros.
Regocíjate,
nuevo Daniel que fuiste respetado
por
las fieras.
Regocíjate,
tú que humillas a los poderosos.
Regocíjate,
tú que derribas las paredes de las prisiones injustas,
Regocíjate,
tú que nos libras de los tiranos.
Regocíjate,
tú que siempre escuchas
nuestras
oraciones.
Regocíjate,
poderoso intercesor nuestro ante Dios.
Regocíjate,
pues por medio de la fe obras grandes maravillas.
Regocíjate,
incienso perfumado que asciende hacia el Altísimo.
Regocíjate,
ofrenda agradable a Dios.
Regocíjate,
pues por tu intercesión son libradas las almas atormentadas.
Regocíjate,
San Fanurio, gran taumaturgo.
Kondaquio
VIII
Contemplando
las escenas de tus martirios el piadoso Obispo Nilo comprendió la grandeza de
tu muerte reconstruyendo la Iglesia donde había sido venerado tu icono que es
hasta hoy fuente de milagros y curaciones para los que con fe cantamos a Dios
diciendo: ¡Aleluya!
Ikos
VIII
Desde
todos los lugares del mundo afluyen los fieles a rendir culto a Dios y honrar
tu gloriosa memoria oh San Fanurio, suplicando el agua para los campos, la
abundancia de las cosechas, el bienestar de los ganados, la ausencia de plagas,
el fin de las guerras, la reconciliación entre los hermanos, el bienestar del
alma y el cuerpo. Dando gracias por los portentosos milagros que obras por
medio de tu icono santo, te decimos:
Regocíjate,
tú que libras a los hombres del hambre.
Regocíjate,
pues como un segundo Elías traes la lluvia benéfica.
Regocíjate,
pues por tu intercesión son abiertas
las
nubes.
Regocíjate,
tú que proteges los campos y sus frutos.
Regocíjate,
tú que concedes abundantes cosechas a los campesinos piadosos
Regocíjate,
tú que haces que cesen las plagas.
Regocíjate,
tesoro que generosamente es dado
a
los pobres.
Regocíjate,
nuestra ayuda en los tiempos de carestía.
Regocíjate,
auxilio de los que se encuentran necesitados.
Regocíjate,
protector de los que te invocan en medio de los peligros
Regocíjate,
alabanza y fervor de los cristianos ortodoxos.
Regocíjate,
San Fanurio, gran taumaturgo.
Kondaquio
IX
Grandes
son los milagros que has obrado desde la manifestación de tu icono milagroso.
Los sacerdotes se encomiendan a tu especial protección en medio de los peligros
que acechan al alma y al cuerpo y experimentando tu celestial patrocinio
exclaman: ¡Aleluya!
Ikos
IX
Dominando
los impíos papistas la isla de Creta prohibieron la presencia de un Obispo
ortodoxo que consagrase los sacerdotes necesarios. Partiendo tres diáconos
hacia Cirigo para recibir la sagrada ordenación fueron apresados por los
piratas que los llevaron a Rodas pidiendo por los tres neosacerdotes un
rescate. Junto a ellos en medio de los peligros pero confiando en tu
intercesión te decimos llenos de fe:
Regocíjate,
glorioso Mártir y abogado nuestro.
Regocíjate,
tú que con la fuerza del Espíritu santo venciste el error del paganismo.
Regocíjate,
Tú que especialmente intercedes por los sacerdotes ante el trono de Cristo.
Regocíjate,
consuelo en los momentos de lucha.
Regocíjate,
tu que los libras de los muchos peligros y tentaciones.
Regocíjate,
defensor de la Ortodoxia frete el ataque de los papistas.
Regocíjate,
fortaleza de los fieles ante error
de
los herejes.
Regocíjate,
luminaria de la Iglesia que disipas las tinieblas de los cismas.
Regocíjate,
lámpara encendida frente a la oscuridad de la mentira.
Regocíjate,
estrella luminosa que nos marca el camino hacia la Trinidad indivisa.
Regocíjate,
protector de los que en ti buscan
su
consuelo.
Regocíjate,
San Fanurio, gran taumaturgo.
Kondaquio
X
Conociendo
los muchos milagros que derramabas sobre la isla de Rodas a ti acudieron
suplicantes regando la tierra con sus lágrimas y pidiéndote ser librados del
cautiverio de los agarenos, consolados por la seguridad de tu pronto auxilio
cantaron llenos de alegría: ¡Aleluya!
Ikos
X
Manifestándote
en sueños a los impíos les conminaste a liberar a los siervos de Dios, más
negándose fueron castigados con la ceguera y la parálisis de sus miembros hasta
que los tres sacerdotes quedaron libres y pudieron volver a su tierra.
Asombrados por tu gran poder te decimos:
Regocíjate,
tú que intercedes siempre por los que acuden buscando tu protección.
Regocíjate,
libertador de los cautivos.
Regocíjate,
tu que rompes las cadenas de los esclavos por el pecado.
Regocíjate,
protector de los sacerdotes.
Regocíjate,
defensor de los servidores del altar.
Regocíjate,
alegría de los ministros de Cristo.
Regocíjate,
intercesor de los pastores de la Iglesia.
Regocíjate,
tú que castigas a los que los injurian.
Regocíjate,
tú que eres implacable con los que
buscan
su caída.
Regocíjate,
vengador de los que son injustamente difamados.
Regocíjate,
Mártir glorioso, pues por ti
somos
consolados.
Regocíjate,
San Fanurio, gran taumaturgo.
Kondaquio
XI
Oh
Fanurio, Portador de Dios, escucha nuestras oraciones para que por tu poderosa
intercesión seamos salvados de todo peligro y adversidad como los que se vieron
en medio de la tempestad en medio del mar y suplicaron tu ayuda, que con ellos
podamos nosotros cantar: ¡Aleluya!
Ikos
XI
Buscando
siempre el bien de los hombres sales siempre a nuestro encuentro para ayudarnos
en nuestras necesidades y librándonos de todo peligro y aflicción, por lo que
agradecidos te decimos:
Regocíjate,
tú que rescatas a los navíos que se encuentran entre las grandes olas en medio
de las tormentas.
Regocíjate,
tú que libras de la desesperación
a
los nadadores.
Regocíjate,
tú que salvas a los que están en medio de los naufragios.
Regocíjate,
tú que con tus oraciones calmas la furia de las tempestades.
Regocíjate,
tú que como una luz disipas sus tinieblas.
Regocíjate,
tú que acallas el fragor de los truenos.
Regocíjate,
tú que apagas el fulgor del rayo.
Regocíjate,
tú que siempre nos auxilias en medio
de
los peligros.
Regocíjate,
tú que llenas de esperanza a los afligidos.
Regocíjate,
tú que siempre intercedes por nosotros ante Dios.
Regocíjate,
San Fanurio, gran taumaturgo.
Kondaquio
XII
Glorioso
San Fanurio, innumerables son los milagros con los que proteges y consuelas a
tus fieles. Por ello te suplicamos que nos concedas un clima favorable para que
crezcan las semillas y den los árboles sus frutos. Protege a los niños y a los
necesitados que cantan a Dios diciendo: ¡Aleluya!
Ikos
XII
¡Cuantos
son los pobres y menesterosos que han sentido tu protección! Ahora somos
nosotros los que nos postramos ante tu icono milagroso pidiéndote que nos
asistas en nuestras necesidades, para que libres de las angustias que nos
rodean podamos alabarte diciendo.
Regocíjate,
padre de los pobres.
Regocíjate,
tú que cuidas a los que han sido privados de todo.
Regocíjate,
tú que iluminas los problemas que nos acucian.
Regocíjate,
pues por tus oraciones son calmadas las furias de la naturaleza.
Regocíjate,
tú que haces brillar la verdad para consuelo de los que han sido calumniados.
Regocíjate,
tú que asistes a los que se encuentran en medio de grandes necesidades
Regocíjate,
tú que castigas el egoísmo de los avaros.
Regocíjate,
pues por tus oraciones nos vemos remediados.
Regocíjate,
tesoro de dones de Cristo Salvador.
Regocíjate,
tú que alimentas a los hambrientos y vistes a los desnudos
Regocíjate,
San Fanurio, gran taumaturgo.
Ikos
XIII
Glorioso
Mártir San Fanurio, poderoso intercesor nuestro ante la Santísima Trinidad. Con
lágrimas en los ojos agradecemos tus innumerables milagros y te suplicamos que
sigas escuchando las preces de los que nos postramos ante tu icono taumaturgo y
cantamos llenos de júbilo: ¡Aleluya, aleluya, aleluya!
Ikos
I
Una
innumerable multitud de creyentes, da testimonio de las maravillas de tus
innumerables milagros con los cuales humillaste a los herejes haciendo
resplandecer la fe ortodoxa y llenos de regocijo espiritual te dicen:
Regocíjate,
gran Mártir de Cristo el Salvador.
Regocíjate,
pues innumerables son los que buscan tu intercesión.
Regocíjate,
defensor de la Fe Ortodoxa.
Regocíjate,
ayuda de los que te suplican.
Regocíjate,
tú que derrotas los oscuros
razonamientos
de los paganos.
Regocíjate,
tú que haces resplandecer la
verdadera
Fe.
Regocíjate,
ornamento de los soldados cristianos.
Regocíjate,
guerrero victorioso.
Regocíjate,
vencedor del maligno.
Regocíjate,
maestro de los cristianos.
Regocíjate,
tú que iluminas nuestra ignorancia.
Regocíjate,
San Fanurio, gran taumaturgo.
Kondaquio
I
Defensor
de la Fe Ortodoxa, Gran Mártir Fanurio, llenos de alegría y con el corazón
lleno de gratitud por los grandes milagros que Dios obra por medio de tu
intercesión, e iluminados por tus martirios te decimos:
Regocíjate,
San Fanurio, gran taumaturgo.
Oración.
Oh
dichoso mártir de Cristo, no quiso dejar Dios oculta tu memoria ni que fuera
borrada por el paso de los siglos. Manifestando tu icono en la isla de Rodas,
desde allí se extendió la fama de tus milagros por toda la Iglesia Ortodoxa
acudiendo los fieles desde todas las partes del orbe a suplicar ante tu
milagrosa imagen la salud del alma y el cuerpo, y el remedio de todas las
necesidades. Te tenemos como poderoso intercesor nuestro ante Dios y
contemplando tus gloriosos martirios: las pedradas, los golpes con las varas,
los garfios de hierro que desgarraron tu cuerpo, las quemaduras que te
produjeron las antorchas, la prensa que trituró tus huesos, el foso de las
fieras salvajes, la losa de mármol con que aplastaron tu cuerpo, las brasas
encendidas que pusieron en tus manos, y el horno al que fuiste arrojado, te
pedimos que ya que por ellos recibiste la corona inmarcesible y estás en los
cielos, junto a los coros de los ángeles y al invicto ejército de los mártires,
le supliques a Dios por nosotros. Pídele que nos veamos siempre libres de toda
enfermedad y dolencia del alma y del cuerpo; que por tus oraciones podamos
vencer a los innumerables enemigos visibles e invisibles que nos acechan; que
sean libradas las cosechas de toda plaga y sean derramadas por los cielos las
lluvias en los momentos oportunos; cuida de los ganados y libra a los campos
del pedrisco y el fuego. Concede fertilidad a las esposas y cuida a los
lactantes; guarda a los niños y a los jóvenes. Haz que los esposos sean fieles
y consuela a los ancianos. Guarda a la Iglesia en al Santa Fe Ortodoxa,
librándonos de todas las herejías y cismas. Protege a los servidores del altar,
especialmente a los sacerdotes, líbralos de todo mal y pide para ellos a Dios
que los haga dignos pastores del rebaño que les ha sido encomendado. Y a
nosotros pecadores que nos postramos ente tu venerada imagen concédenos poder
unirnos a la alabanza celestial de los justos ante la Santísima Trinidad, Dios
Padre, Hijo y Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
Oración
por la Madre de San Fanurio.
Oh
glorioso San Fanurio, que según revelaste a un piadoso sacerdote, a pesar de la
pureza de tu vida y tu gran devoción y amor a Jesucristo, no pudiste convertir
a tu amada madre, que según tu dijiste era una gran pecadora, consolados por la
promesa de atender las oraciones de aquellos que rueguen a Dios por ella le
pedimos que perdone sus pecados voluntarios e involuntarios y se apiade de su
alma, pues sólo Él es misericordioso. Amén.
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