Compuesto Por San Teófano, Metropolita de Nicea,
en el siglo VIII
Bendito sea nuestro Dios ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Si
no hay Sacerdote:
Por
las oraciones de nuestros Santos Padres, oh Señor Jesucristo, Dios Nuestro, Ten
piedad de nosotros. Amén.
Gloria
a Ti, Dios Nuestro, Gloria a Ti.
Rey
del Cielo, Consolador, Espíritu de la Verdad, que estás en todo lugar, y que
todo lo llenas, Tesoro de bienes y Dador de la Vida, ven y haz de nosotros tu
morada, purifícanos de toda mancha, y salva, Tú que eres bueno, nuestras almas.
Santo
Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros
Santo
Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros
Santo
Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros
Santísima
Trinidad, ten piedad de nosotros. Señor, purifícanos de nuestros pecados.
Maestro, perdona nuestras transgresiones. Santo, visítanos y cura nuestras
enfermedades, por tu nombre.
Señor,
ten piedad, Señor, ten piedad, Señor, ten piedad
Gloria
al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los
siglos. Amén.
Padre
nuestro que estas en los cielos, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu
Majestad, hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo; el pan
sobreesencial dánosle hoy, perdona nuestras deudas, así como nosotros
perdonamos a nuestros deudores, y no nos introduzcas en la tentación, mas
líbranos del maligno.
- Porque tuyo es el reino y el poder y la gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 142
Señor,
escucha mi oración, presta oído a mi súplica según tu fidelidad; óyeme por tu
justicia, y no entres en juicio con tu siervo, porque ningún viviente es justo
delante de Ti. El enemigo persigue mi alma, ha postrado en tierra mi vida; me
ha encerrado en las tinieblas, como los ya difuntos. El espíritu ha
desfallecido en mí, y mi corazón está helado en mi pecho. Me acuerdo de los
días antiguos, medito en todas tus obras, contemplo las hazañas de tus manos, y
extiendo hacia Ti las mías; como tierra falta de agua, mi alma tiene sed de Ti.
Escúchame pronto, Señor, porque mi espíritu languidece. No quieras esconder de
mí tu rostro: sería yo como los que bajaron a la tumba. Hazme sentir al punto
tu misericordia, pues en Ti coloco mi confianza. Muéstrame el camino que debo
seguir, ya que hacia Ti levanto mi alma. Líbrame de mis enemigos, Señor; a Ti
me entrego. Enséñame a hacer tu voluntad, porque Tú eres mi Dios. Tu Espíritu
es bueno; guíame, pues, por camino llano. Por tu Nombre, Señor, guarda mi vida;
por tu clemencia saca mi alma de la angustia. Y por tu gracia acaba con mis
enemigos, y disipa a cuantos atribulan mi alma, porque soy siervo tuyo.
Tono
4º
Oda I
Irmos: Abriré
mi boca y el Espíritu la inspirará, y pronunciaré las palabras de mi canto a la
Reina y Madre; me verán radiantemente celebrando la fiesta y alabando con gozo
Su concepción.
Santísima
Theotokos, Sálvanos.
Que
tu antepasado David te cante, oh Señora, haciendo sonar el arpa del Espíritu:
“Escucha, oh Hija, la voz del ángel, pues te da a conocer el gozo que está más
allá de toda palabra”.
El Ángel
Con
alegría te clamo: inclina tu oído y préstame atención, pues vengo a darte a
conocer la concepción de Dios sin semilla. Pues Tú, oh Purísima, has hallado
gracia ante el Señor, más que ninguna otra mujer nunca vista.
La Theotokos
“Oh
ángel, ayúdame a entender el sentido de tus palabras. ¿Cómo sucederá esto que
me cuentas?. Dímelo claramente, ¿cómo concebiré, yo, que soy una doncella
virgen?. ¿Y cómo me convertiré en la Madre de mi Creador?
El Ángel
Por
lo que parece, piensas que te cuento palabras engañosas, y me regocijo al
contemplar tu prudencia. Pero ten valor, oh Señora, pues cuando Dios quiere, se
realizan fácilmente asombrosas maravillas.
Katavasia: Abriré
mi boca y el Espíritu la inspirará, y pronunciaré las palabras de mi canto a la
Reina y Madre; me verán radiantemente celebrando la fiesta y alabando con gozo
Su concepción.
Oda III
Irmos: Oh
Theotokos, fuente abundante y viva, fortalece a los
que están unidos en comunión espiritual, y que te cantan himnos de alabanza, y
en esta fiesta de Tu santa concepción concédeles coronas de gloria.
La Theotokos
No
hay más príncipe en la línea de Judá, pero ha llegado el tiempo en el que
Cristo, la esperanza de los gentiles, aparecerá. Pero explícame, ¿cómo yo,
siendo una virgen, Lo podré llevar?.
El Ángel
Oh
Virgen, tú quieres saber de mí la forma de tu concepción, pero esto está más
allá de toda interpretación. El Espíritu Santo te cubrirá con Su sombra, y con
Su poder creativo, y hará que esto suceda.
La Theotokos
Mi
madre Eva, al aceptar la insinuación de la serpiente, fue alejada de las
delicias divinas, y por eso temo este extraño saludo, y presto atención para no
caer en error.
El Ángel
He
sido enviado como mensajero de Dios para revelarte la divina voluntad. ¿Por qué
te asustas de mí, oh Purísima, si soy yo quien tiene temor de ti?. ¿Por qué, oh
Señora, tienes temor de mí, si soy yo quien está en temerosa reverencia ante
ti?.
Katavasia: Oh
Theotokos, fuente abundante y viva, fortalece a los
que están unidos en comunión espiritual, y que te cantan himnos de alabanza, y
en esta fiesta de Tu santa concepción concédeles coronas de gloria.
Himno, tono ocho
El
Logos de Dios desciende ahora sobre la tierra. El ángel se puso ante la Virgen
y clamó en alta voz: “Alégrate, bendita Señora, pues eres la única entre las
mujeres que ha preservado el sello de tu virginidad, a pesar de recibir en tu
vientre al Logos y Señor pre-eterno, que como Dios salvará a la humanidad del
error”.
Gloria
al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los
siglos. Amén.
El
Logos de Dios desciende ahora sobre la tierra. El ángel se puso ante la Virgen
y clamó en alta voz: “Alégrate, bendita Señora, pues eres la única entre las
mujeres que ha preservado el sello de tu virginidad, a pesar de recibir en tu
vientre al Logos y Señor pre-eterno, que como Dios salvará a la humanidad del
error”.
Oda IV
Irmos: Aquel
que se sienta sobre el trono de la Divinidad, Jesús, el verdadero Dios, viene
en una suave nube, y con Su pura mano ha salvado a los que claman: “Gloria a Tu
poder, oh Cristo”.
La Theotokos
He
conocido por el profeta, que predijo en la antigüedad la venida del Emmanuel,
que una santa Virgen tendría a un niño. Pero anhelo conocer cómo experimentará
la naturaleza de los hombres mortales, la unión con la Divinidad.
El Ángel
La
zarza que ardía con fuego y permanecía sin consumirse, reveló el misterioso secreto
que sucedería en Ti, oh Purísima Doncella, llena de gracia. Pues después del
nacimiento del niño Tú permanecerás siempre Virgen.
La Theotokos
Oh
Gabriel, heraldo de la verdad, que brillas con el resplandor del Dios
Todopoderoso, cuéntame verdaderamente: “¿Cómo yo, permaneciendo mi pureza
intacta, llevaré en la carne al Logos que no tiene cuerpo?.
El Ángel
Estoy
ante ti con temor, como un siervo ante su señora, y con temblor me atemorizo al
contemplarte ahora, oh Doncella. Por Su buena complacencia, el Logos de Dios
descenderá sobre Ti, como el rocío sobre el vellocino.
Katavasia: Aquel
que se sienta sobre el trono de la Divinidad, Jesús, el verdadero Dios, viene
en una suave nube, y con Su pura mano ha salvado a los que claman: “Gloria a Tu
poder, oh Cristo”.
Oda V
Irmos: El
mundo entero se asombró ante tu gloria divina, pues Tú, oh virgen, que no has
conocido el matrimonio, has llevado en Tu vientre al Dios de todos, y has dado
a luz a un Hijo eterno, que recompensa con la salvación a todos los que te cantan
alabanzas.
La Theotokos
No
puedo comprender el sentido de tus palabras. Pues a menudo ha habido milagros,
maravillas obradas por el poder de Dios, símbolos y figuras contenidas en la
Ley. Pero nunca una virgen ha llevado a un niño sin conocer varón.
El Ángel
Estás
asombrada, oh irreprochable Virgen, y de hecho es asombrosa la maravilla que se
obrará en Ti, pues sólo Tú recibirás en tu vientre al Rey de todos, que va a
tomar carne de ti. Eres Tú quien es prefigurada por las palabras y dichos
oscuros de los profetas y por los símbolos de la Ley.
La Theotokos
¿Cómo
puede Él, a quien nada puede contener, y por quien nadie puede ser contemplado,
morar en el vientre de una virgen a quién Él mismo ha formado?. ¿Y cómo
concebiré a Dios el Logos, que con el Padre y el Espíritu no tiene principio?.
El Angel
Él,
que prometió a tu antepasado David que del fruto de su cuerpo Él se sentaría en
el trono de su reino, Él es e que te ha elegido a Ti, la única gloria de Jacob,
como Su morada espiritual.
Katavasia: El
mundo entero se asombró ante tu gloria divina, pues Tú, oh virgen, que no has
conocido el matrimonio, has llevado en Tu vientre al Dios de todos, y has dado
a luz a un Hijo eterno, que recompensa con la salvación a todos los que te
cantan alabanzas.
Oda VI
Irmos: Prefigurando
Tu sepultura de tres días, el profeta Jonás clamó en el vientre de la ballena:
“Líbrame de la corrupción, oh Jesús, Rey y Señor de todas las huestes”.
La Theotokos
Recibiendo
tus buenas nuevas, oh Gabriel, me lleno de gozo divino. Pues me hablas con
júbilo, un júbilo sin fin.
El Ángel
El
gozo divino es dado a Ti, oh Theotokos. Toda
la creación te clama: “Alégrate, Novia de Dios”. Pues sólo Tú, oh Purísima
Virgen, fuiste escogida desde antaño para ser la Madre del Hijo de Dios.
La Theotokos
Que
la condenación de Eva se convierta en nada ahora por mí, y que por mí, su deuda
sea reparada en este día. Que por mí, la antigua deuda sea pagada en su
totalidad.
El Ángel
Dios
prometió a nuestro antepasado Abraham que en su semilla serían bendecidos los
gentiles, oh purísima Señora, y por ti, la promesa recibe hoy su cumplimiento.
Katavasia: Celebrando
esta santa y solemne fiesta de la Theotokos, acudamos
con nuestras manos alzadas, oh pueblo del Señor, y demos gloria a Dios, que ha
nacido de Ella.
Contaquio, tono ocho
A
Ti, oh Theotokos, victoriosa capitana de
las huestes triunfantes, nosotros tus siervos, librados de toda calamidad, te
ofrecemos himnos de acciones de gracias. Por tu invencible poder, líbranos de
todo peligro, para que podamos clamarte: “Alégrate, Novia no desposada”.
Ikos
Un
príncipe de los ángeles fue enviado del cielo para decir a la
Theotokos: “¡Alégrate!”. Y viéndote, oh Señor, tomar
cuerpo desde lo profundo de su voz incorporal, él se llenó de asombro y
permaneció allí, clamándole a ella así:
Alégrate,
pues por Ti brillará la alegaría.
Alégrate,
pues por Ti cesará la maldición.
Alégrate,
restauración del caído Adán.
Alégrate,
redención de las lágrimas de Eva.
Alégrate,
Altura difícil de ascender por el pensamiento del hombre.
Alégrate,
Profundidad difícil de percibir incluso para los ojos de los ángeles.
Alégrate,
pues eres el trono del Rey.
Alégrate,
pues llevas a Aquel que lo sostiene todo.
Alégrate,
Estrella que haces aparecer al Sol.
Alégrate,
Vientre de la divina Encarnación.
Alégrate,
pues por Ti la creación es renovada.
Alégrate,
pues por Ti, el Creador se hace un niño recién nacido.
Alégrate,
Novia no desposada.
Oda VII
Irmos: Los
Santos Jóvenes pisotearon con valor el fuego amenazador, prefiriendo no adorar
a las cosas creadas, sino al Creador, y cantaron con júbilo: “Bendito eres Tú y
alabado por encima de todas las cosas, oh Señor Dios de nuestros padres”.
La Theotokos
Me
traes buenas nuevas de gozo divino, de que la Luz inmaterial, en Su abundante
compasión, se unirá a un cuerpo material, y ahora me clamas: “Oh Purísima
bendito es el fruto de tu vientre”.
El Ángel
“¡Alégrate,
oh Señora, alégrate, oh purísima Virgen!” “¡Alégrate, vasija en la que es
contenido Dios. Alégrate, candelero de la Luz, restauración de Adán y
liberación de Eva, Montaña santa, Santuario resplandeciente, y Cámara Nupcial
de la inmortalidad!”.
La Theotokos
El
descenso del Espíritu Santo ha purificado mi alma y ha santificado mi cuerpo.
Ha hecho de mí un Templo que contiene a Dios, un Tabernáculo divinamente
adornado, un Santuario vivo, y la pura Madre de la Vida.
El Ángel
Te
contemplo como una Lámpara de muchas luces y como una Cámara Nupcial hecha por
Dios. Como un Arca de oro, oh inmaculada Doncella, recibe ahora al Dador de la
Ley, que por ti se ha complacido librar la naturaleza corrompida de la
humanidad.
Katavasia: Los
Santos Jóvenes pisotearon con valor el fuego amenazador, prefiriendo no adorar
a las cosas creadas, sino al Creador, y cantaron con júbilo: “Bendito eres Tú y
alabado por encima de todas las cosas, oh Señor Dios de nuestros padres”.
Oda VIII
Irmos: El
Vástago de la Theotokos salvó a los santos jóvenes en el horno. Él,
que entonces fue prefigurado, ya ha nacido en la tierra, y reúne a toda la
creación para cantar: “Oh, todas las obras del Señor, bendecid al Señor y
exaltadle por encima de todas las cosas para siempre”.
El Ángel
“Escucha,
oh pura Virgen Doncella: permite que Gabriel te dé el consejo del Altísimo, que
es antiguo y verdadero. Disponte a recibir a Dios, pues por Ti, el
Incomprensible viene a morar con los hombres mortales. Por eso, clamo con
regocijo:
“Oh,
todas las obras del Señor, bendecid al Señor”.
La Theotokos
“Todo
el pensamiento mortal se ha abrumado”, respondió la Virgen, “pues reflexiona
las asombrosas maravillas que tu me cuentas. Estoy llena de gozo por tus
palabras, y sin embargo tengo temor, pues temo que me engañes, como Eva fue
engañada, y me alejes de Dios. Sin embargo, he aquí que tú clamas:
“Oh,
todas las obras del Señor, bendecid al Señor”.
El Ángel
“Mira,
tu dificultad está resuelta”, dijo Gabriel a esto. “Bien has dicho que este
asunto es difícil de entender. Obedece, entonces, las palabras de tus propios
labios: no dudes como si fuera engañoso, sino cree en esto como verdad. Pues yo
clamo:
“Oh,
todas las obras del Señor, bendecid al Señor”.
La Theotokos
“El
nacimiento de un niño proviene del amor mutuo: tal es la ley que Dios ha dado a
los hombres”, dijo de nuevo la que no tiene reproche. “No conozco el placer del
matrimonio: entonces, ¿cómo dices que tendré un niño?. Temo que hables con
engaños. Sin embargo, he aquí que clamas:
“Oh,
todas las obras del Señor, bendecid al Señor”.
El Ángel
“Oh
Virgen”, respondió el ángel, “tú me hablas de la forma normal en la que nacen
los hombres mortales. Pero yo te hablo del nacimiento del verdadero Dios. Más
allá de toda palabra y entendimiento, en una forma que sólo Él conoce, tomará
carne de Ti. Por tanto, clamo con regocijo:
“Oh,
todas las obras del Señor, bendecid al Señor”.
La Theotokos
“Me
dices la verdad”, respondió la Virgen. “Pues has venido como un ángel
mensajero, trayendo el regocijo a todos. Así pues, ya que soy purificada en
cuerpo y alma por el Espíritu Santo, hágase en mí según tu palabra: que Dios
more en mí. A Él le clamo contigo: “Oh, todas las obras del
Señor, bendecid al Señor”.
Katavasia: “Escucha,
oh pura Virgen Doncella: permite que Gabriel te dé el consejo del Altísimo, que
es antiguo y verdadero. Disponte a recibir a Dios, pues por Ti, el
Incomprensible viene a morar con los hombres mortales. Por eso, clamo con
regocijo:
“Oh,
todas las obras del Señor, bendecid al Señor”.
Oda IX
(No
se canta el “Magníficat”, ni “Más honorable que los querubines”, sino que en
vez del irmos y los troparios, cantamos el Megalimnario).
Oh
tierra, anuncia las buenas nuevas del gran gozo, y tú, oh cielo, alaba la
gloria de Dios.
(Irmos):
Que
todo mortal nacido en la tierra, portando su antorcha, salte de gozo en el
espíritu, y que las huestes de los poderes angélicos celebren y honren la santa
fiesta de la Theotokos, y
clamen:
“Alégrate, bendita y siempre Virgen, que diste
a luz a Dios”
Que
ninguna mano profana toque la vivificante Arca de Dios, sino que los labios de
los fieles, cantando sin cesar las palabras del Ángel a la
Theotokos, clamen con gran gozo: “Alégrate,
llena de gracia, el Señor es contigo”.
Habiendo
concebido a Dios en una forma que escapa a todo entendimiento, oh Doncella, has
escapado de las ordenanzas de la naturaleza. Pues por tu naturaleza mortal, no
estuviste sujeta a las leyes establecidas de la maternidad. Por eso, como es
digno, escucha la salutación:
“Alégrate,
llena de gracia, el Señor es contigo”.
¿Cómo Puedes Amamantar,
oh Virgen Pura?. Esto, la lengua del hombre
mortal no puede expresarlo. Pues has mostrado algo desconocido a la naturaleza,
que supera por completo las leyes naturales del nacimiento. Por eso, como es
digno, escucha la salutación:
“Alégrate,
llena de gracia, el Señor es contigo”.
Las
Santas Escrituras hablan de ti místicamente, oh Madre del Altísimo. Pues Jacob
vio en los días antiguos la escalera que te prefiguraba, y dijo: “Esta es la
escalera por la que Dios descenderá”. Por eso, como es digno, escucha la
salutación:
“Alégrate,
llena de gracia, el Señor es contigo”.
La
zarza y el fuego mostraron una asombrosa maravilla a Moisés, el iniciado en los
misterios sagrados. Buscando su cumplimiento en el curso del tiempo, dijo: “Lo
veré llevado a cabo en la Virgen pura. A ella, como
Theotokos, sea la salutación:
“Alégrate,
llena de gracia, el Señor es contigo”.
Daniel
te llamó “Montaña Espiritual”; Isaías, la Theotokos; Gedeón,
te vio como un vellocino y David te llamó “Santuario”; otros te llamaron
“puerta”. Y Gabriel, a su vez, te clama: “Alégrate,
llena de gracia, el Señor es contigo”.
Katavasia: Que
ninguna mano profana toque la vivificante Arca de Dios, sino que los labios de
los fieles, cantando sin cesar las palabras del Ángel a la
Theotokos, clamen con gran gozo:
“Alégrate,
llena de gracia, el Señor es contigo”.
Tropario,
tono 4º
Hoy
es el inicio de nuestra salvación y la revelación del misterio eterno. El Hijo
de Dios se convierte en Hijo de la Virgen, y Gabriel anuncia la llegada de la
Gracia. Por eso, junto a él, clamémosle a la Theotokos:
“Alégrate,
llena de gracia, el Señor es contigo”.
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