Thursday, January 14, 2016

Akathisto a la Santa Madre de Dios



(Composición de San Romano el Melodista + c.556)





KONTAKION 1



Victoriosa Soberana del ejército celestial, liberados del peligro te cantamos nuestro agradecimiento, oh Madre de Dios. Ya que posees invencible poder, líbranos de la calamidad, para que podamos cantar: Alégrate, Esposa no desposada.



IKOS 1



El príncipe de los ángeles fue enviado desde el cielo a decirle a la Madre de Dios: ¡Alégrate! Y al ver, oh Señor, que tomabas una forma encarnada, asombrado, y con voz incorpórea le clamaba cosas como éstas:



Alégrate, tú por quien resplandecerá la alegría.

Alégrate, tú por quien cesará la maldición.

Alégrate, levantamiento del Adán caído.

Alégrate, redención de las lágrimas de Eva.

Alégrate, cima difícil de escalar para los pensamientos de los hombres.

Alégrate, profundidad insondable aun para los ojos de los ángeles.

Alégrate, pues tú eres el trono del Rey.

Alégrate, pues tú sostienes a Aquél que sostiene todo.

Alégrate, estrella preludio del Sol.

Alégrate, seno de la divina Encarnación.

Alégrate, tú por quien la creación es renovada.

Alégrate, tú por quien el Creador se hizo niño.

Alégrate, Esposa no desposada.





KONTAKION 2



Contemplando su propia castidad, la santa Virgen dijo valientemente a Gabriel: Las palabras maravillosas que hablas son difíciles de aceptar a mi alma, pues tú predices el nacimiento de un niño por una concepción sin simiente, al clamar: ¡Aleluya!



IKOS 2



Buscando conocer conocimiento desconocido, la Virgen exclamó al ángel enviado: ¿Puede nacer un hijo de un vientre casto? Dime. Pero él le respondió con temor, clamando:



Alégrate, misterio del consejo inefable.

Alégrate, fe de los que oran en silencio.

Alégrate, preludio de los milagros de Cristo.

Alégrate, corona de sus doctrinas.

Alégrate, escalera celestial por la cual Dios descendió.

Alégrate, puente que conduce de la tierra al cielo.

Alégrate, maravilla renombrada grandemente entre los ángeles.

Alégrate, herida lamentada amargamente por los demonios.

Alégrate, tú que inefablemente diste nacimiento a la Luz.

Alégrate, tú que no revelaste el misterio a ninguno.

Alégrate, tú que sobrepasas el conocimiento de los sabios.

Alégrate, tú que traes iluminación al entendimiento de los fieles.

Alégrate, Esposa no desposada.





KONTAKION 3



Entonces el poder del Altísimo cubrió con su sombra a la que no conocía varón, para que concibiera, y Él hizo de su vientre fecundo un campo fértil para todos los que desearan cosechar la salvación, mientras cantan: ¡Aleluya!



IKOS 3



Habiendo recibido a Dios en su seno, la Virgen se apresuró a ir hacia Isabel, cuyo hijo aún no nacido, reconoció en seguida el saludo de la Madre de Dios y regocijándose saltó en un canto, clamándole:



Alégrate, vid de donde surge un Vástago que nunca se marchita.

Alégrate, campo que contiene al Fruto inmortal.

Alégrate, tú que atendiste al Labrador que ama a la humanidad.

Alégrate, tú que diste nacimiento al Sembrador de nuestra vida.

Alégrate, suelo que produce un rico Cultivo de compasión.

Alégrate, mesa cargada con una Riqueza de perdón.

Alégrate, tú que haces florecer el paraíso del deleite.

Alégrate, pues tú preparas un puerto para las almas.

Alégrate, incienso aceptable de intercesión.

Alégrate, oblación de todo el mundo.

Alégrate, buena voluntad de Dios para los mortales.

Alégrate, confianza de los mortales ante Dios.

Alégrate, Esposa no desposada.



KONTAKION 4



Teniendo dentro una tormenta de pensamientos dudosos, el casto José estaba turbado. Viendo que tú nunca te desposaste, cavilaba sobre una unión secreta, oh Virgen irreprochable; pero cuando supo que tu concepción era del Espíritu Santo, exclamó: ¡Aleluya!



IKOS 4



Los pastores escucharon a los ángeles, cantando villancicos ante la venida de Cristo encarnado, y corriendo como ovejas hacia un pastor, lo contemplaron como un Cordero Inmaculado que pastaba en el seno de María, a quien alababan, diciendo:



Alégrate, Madre del Cordero y del Pastor.

Alégrate, redil de ovejas racionales.

Alégrate, tormento de las bestias invisibles.

Alégrate, apertura de las puertas del paraíso.

Alégrate, pues las cosas del cielo se regocijan con la tierra.

Alégrate, pues las cosas de la tierra se armonizan con los cielos.

Alégrate, voz nunca silenciosa de los apóstoles.

Alégrate, coraje inconquistable de los mártires.

Alégrate, firme fundación de la fe.

Alégrate, reconocimiento radiante de la gracia.

Alégrate, tú por quien el infierno quedó despojado.

Alégrate, tú por quien nos revestimos de gloria.

Alégrate, Esposa no desposada.



KONTAKION 5



Habiendo divisado una estrella movida en forma divina, los Magos siguieron su luz, y manteniéndola ante ellos como un faro, buscaban con su ayuda a un Rey poderoso. Y habiendo alcanzado al Inalcanzable, se regocijaron y le exclamaron: ¡Aleluya!



IKOS 5



Los hijos de los caldeos vieron en manos de la Virgen a Aquél que con sus manos formó al hombre. Aunque había tomado la forma de Siervo, sabían que Él era su Señor, y se apresuraron a agradarlo con regalos y a clamarle a Ella que es bendita:



Alégrate, Madre de la Estrella sin ocaso.

Alégrate, amanecer del Día místico.

Alégrate, tú que has extinguido el horno ardiente del error.

Alégrate, tú que has iluminado a los iniciados de la Trinidad.

Alégrate, tú que has despojado del poder al tirano despiadado.

Alégrate, tú que has manifestado a Cristo el Señor, el Amante de la humanidad.

Alégrate, tú que nos has librado de la adoración pagana.

Alégrate, tú que nos libras de las obras impuras.

Alégrate, tú que has sometido la adoración del fuego.

Alégrate, tú que apagas las llamas de las pasiones.

Alégrate, guía de los fieles hacia la castidad.

Alégrate, alegría de todas las generaciones.

Alégrate, Esposa no desposada.



KONTAKION 6



Convirtiéndose en mensajeros portadores de Dios, los Magos regresaron a Babilonia. Habiendo cumplido la profecía sobre Ti y proclamándote como el Cristo, dejaron a Herodes como un mentiroso que no sabía cómo cantar: ¡Aleluya!



IKOS 6



Brillando sobre Egipto con la luz de la verdad, Tú dispersaste la oscuridad de la falsedad, oh Salvador; pues los ídolos de aquella tierra se derrumbaron, incapaces de soportar Tu poder, y todos los que fueron librados de ellos clamaron a la Madre de Dios:



Alégrate, reedificación del hombre.

Alégrate, caída de los demonios.

Alégrate, tú que has pisoteado el poder del engaño.

Alégrate, tú que expusiste el fraude de los ídolos.

Alégrate, mar que ahogaste al faraón noético.

Alégrate, roca que has dado de beber a los sedientos de vida.

Alégrate, columna de fuego, guiando a los que están en la oscuridad.

Alégrate, protección del mundo, más amplia que una nube.

Alégrate, alimento que sustituye al maná.

Alégrate, dispensadora del santo gozo.

Alégrate, Tierra Prometida.

Alégrate, tú de la que fluye leche y miel.

Alégrate, Esposa no desposada.



KONTAKION 7



Cuando Simeón estaba próximo a partir de este mundo de error, Te presentaron como un niño recién nacido, pero él Te reconoció también como Dios perfecto, y se maravilló de Tu inefable sabiduría, clamando: ¡Aleluya!



IKOS 7



El Creador reveló una nueva creación cuando se mostró a nosotros sus criaturas. Sin simiente Él surgió del seno, preservándolo incorrupto como estaba antes, para que contemplando el milagro, podamos cantarle a Ella, clamando:



Alégrate, flor de incorrupción.

Alégrate, corona de la continencia.

Alégrate, tú que iluminas la imagen de la Resurrección.

Alégrate, tú que revelas la vida de los ángeles.

Alégrate, árbol de buen fruto, del que se alimentan los fieles.

Alégrate, bosque de hojas frondosas donde se refugian muchos.

Alégrate, tú que portaste al Guía de los perdidos.

Alégrate, tú que diste a luz al Libertador de los cautivos.

Alégrate, intercesora ante el justo Juez.

Alégrate, perdón de las muchas ofensas.

Alégrate, manto de confianza para los que están desnudos.

Alégrate, amor que desvanece todo deseo.

Alégrate, Esposa no desposada.





KONTAKION 8



Al contemplar este extraño nacimiento, volvámonos extraños al mundo y fijemos nuestras mentes en el cielo. Por esta causa apareció el Altísimo en la tierra como un hombre humilde, deseando arrastrar a las alturas a los que claman a Él: ¡Aleluya!



IKOS 8



El Verbo incircunscripto estaba presente totalmente aquí abajo, y de ninguna manera ausente del Reino de lo alto, pues esto fue una condescendencia divina y no una transferencia de lugar, y su nacimiento fue de una Virgen que recibió a Dios, mientras escuchaba estas palabras:



Alégrate, carroza del Dios incontenible.

Alégrate, puerta del misterio solemne.

Alégrate, relato firme aun para los incrédulos.

Alégrate, alarde renombrado de los fieles.

Alégrate, carruaje santo de Aquél que monta sobre los Querubines.

Alégrate, morada gloriosísima de Aquél que está sobre los Serafines.

Alégrate, tú que has unido a los opuestos.

Alégrate, tú que has unido virginidad y maternidad.

Alégrate, tú por quien fue absuelto el pecado.

Alégrate, tú por quien se abrió el Paraíso.

Alégrate, llave del reino de Cristo.

Alégrate, esperanza de las bendiciones eternas.

Alégrate, Esposa no desposada.



KONTAKION 9



Todo el mundo angelical se sorprendió por la obra de Tu Encarnación, pues vieron a Dios el inaccesible como Hombre accesible a todos, habitando entre nosotros y escuchando de todos: ¡Aleluya!



IKOS 9



A los oradores más elocuentes vemos enmudecer como peces ante ti, oh Madre de Dios, pues no pueden explicarse como permaneciste Virgen y sin embargo diste a luz un Niño. Mas nosotros, maravillándonos ante el misterio, clamamos con fe:



Alégrate, vaso de la sabiduría de Dios.

Alégrate, tesoro de su providencia.

Alégrate, tú que muestras a los filósofos su falta de sabiduría.

Alégrate, tú que dejas a los retóricos faltos de razón.

Alégrate, pues los oradores inteligentes se han vuelto insensatos.

Alégrate, pues los creadores de fábulas se han esfumado en el silencio.

Alégrate, tú que rompiste las cadenas de los atenienses.

Alégrate, tú que llenaste las redes de los pescadores.

Alégrate, tú que sacas a los hombres de las profundidades de la ignorancia.

Alégrate, tú que iluminas a muchos con el entendimiento.

Alégrate, barco de todos los que desean salvarse.

Alégrate, puerto entre los viajeros del mar de la vida.

Alégrate, Esposa no desposada.





KONTAKION 10



Deseando salvar al mundo, Él que es el Creador de todo vino de acuerdo a su promesa. Él es nuestro Dios y Pastor, y sin embargo por nuestra causa apareció como nosotros; y llamando a la semejanza por la semejanza, como Dios escucha de todos: ¡Aleluya!



IKOS 10



Tú eres una muralla para las vírgenes y para todos los que recurren a ti, oh Virgen Madre de Dios; pues el Creador de cielo y tierra te preparó, oh Purísima; Él habitó en tu seno, y le enseñó a todos a invocarte:



Alégrate, pilar de la virginidad.

Alégrate, puerta de la salvación.

Alégrate, iniciadora de la renovación espiritual.

Alégrate, tú que otorgas la gracia divina.

Alégrate, pues tú has dado un nuevo nacimiento a los concebidos en la vergüenza.

Alégrate, pues tú has dado buen consejo a los que están sin entendimiento.

Alégrate, tú que has dado nacimiento al Sembrador de la pureza.

Alégrate, cámara nupcial de una unión sin simiente.

Alégrate, tú que has unido a los fieles a su Señor.

Alégrate, preceptora, madre de vírgenes.

Alégrate, escolta nupcial para las almas santas.

Alégrate, Esposa no desposada.



KONTAKION 11



Vencido es todo himno al tratar de abarcar la multitud de tus muchas misericordias; pues aunque te ofrezcamos, oh Rey Santo, salmos y cantos innumerables como la arena, no habremos hecho nada comparable con lo que nos has dado a nosotros que clamamos: ¡Aleluya!



IKOS 11



Vemos a la Santa Virgen como una lámpara llena de luz, apareciéndose a los que están en la oscuridad. Encendiendo el Fuego inmaterial, Ella guía a todos al conocimiento divino. Ella ilumina nuestras mentes con esplendor, y es honrada con estos saludos:



Alégrate, rayo del Sol espiritual.

Alégrate, luminaria de luz inextinguible.

Alégrate, luz que ilumina las almas.

Alégrate, tú que atemorizas a los enemigos como el trueno.

Alégrate, pues tú haces brillar el resplandor refulgente.

Alégrate, pues tú haces que fluya un río abundante.

Alégrate, imagen vivificadora de la fuente.

Alégrate, tú que limpias la mancha del pecado.

Alégrate, tú que lavas y dejas la conciencia limpia.

Alégrate, copa que derrama alegría.

Alégrate, dulce fragancia de Cristo.

Alégrate, vida de la festividad mística.

Alégrate, Esposa no desposada.



KONTAKION 12



Cuando el Señor, que perdona todas las deudas de los hombres, deseó cancelar deudas antiguas por medio de la gracia, Él vino por su propia voluntad a los que habían caído lejos de su gracia y rompió la lista de sus deudas; escuchando de todos: ¡Aleluya!



IKOS 12



Mientras cantamos a tu alumbramiento, te alabamos como el Templo Vivificador, oh Madre de Dios. Pues el Señor que contiene todas las cosas en su mano habitó en tu seno, te santificó y glorificó, enseñando a todos a clamarte:



Alégrate, tabernáculo de Dios el Verbo.

Alégrate, más santa que los santos.

Alégrate, arca bruñida por el Espíritu.

Alégrate, tesoro inagotable de vida.

Alégrate, corona preciosa de reyes piadosos.

Alégrate, orgullo honorable de sacerdotes devotos.

Alégrate, torre inamovible de la Iglesia.

Alégrate, baluarte indestructible del reino.

Alégrate, por quien los estandartes de victoria se levantan en lo alto.

Alégrate, por quien caen los enemigos.

Alégrate, sanación de mi cuerpo.

Alégrate, salvación de mi alma.

Alégrate, Esposa no desposada.



KONTAKION 13



Oh Madre alabadísima que llevaste al Verbo que es más santo que todos los santos, acepta nuestra ofrenda, rescátanos de toda calamidad, y libra de la tormenta futura a los que te claman a una voz: ¡Aleluya!



Oh Madre alabadísima que llevaste al Verbo que es más santo que todos los santos, acepta nuestra ofrenda, rescátanos de toda calamidad, y libra de la tormenta futura a los que te claman a una voz: ¡Aleluya!



Oh Madre alabadísima que llevaste al Verbo que es más Santo que todos los santos, acepta nuestra ofrenda, rescátanos de toda calamidad, y libra de la tormenta futura a los que te claman a una voz: ¡Aleluya!

                                   Catecismo Ortodoxo 

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