Así como Dios ilumina por igual a todas las personas con la luz del sol, así también los que desean imitar a Dios dejan brillar un rayo similar de amor sobre todas las personas. Pues en donde el amor desaparece, el odio aparece inmediatamente en su lugar. Y si Dios es amor, entonces el odio es el demonio. Por tanto, si uno tiene amor tiene a Dios dentro de si mismo, igualmente, el que tiene odio en su interior alimenta al demonio dentro de si mismo.
San Basilio el Grande
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