Sunday, September 27, 2015

Los 26 santos mártires del monasterio de Zografou


Los 26 santos mártires de Zografou fueron quemados vivos en 1282 en el Monte Athos por el ejército latino que servía al emperador romano Miguel VIII Paleólogo. Su memoria es celebrada el 10 de octubre y el 22 de septiembre.
Historia

En 1274, Miguel VIII Paleógolo entró en unión con el papa de Roma, por medio de la infame Unión de Lyon, con la esperanza de que una alianza fortaleciera su imperio ante la presencia invasora de los búlgaros y los serbios. La unión no fue recibida por el pueblo con agrado y el emperador amenazó con hacer cumplir el tratado por la fuerza si fuera necesario, emitiendo, en 1278, un edicto a tal efecto.

Los monjes del Monte Athos se opusieron firmemente a la unión y enviaron una carta al emperador enumerando las herejías del papa y de la Iglesia católica romana. Instaron al emperador a abandonar la unión, rechazando la herejía y regresando a la Ortodoxia. Especialmente le señalaron que la primacía del papa, su conmemoración en las iglesias, la celebración de la Liturgia con pan ácimo, y la inserción del “Filioque” (“y del Hijo”) en el Credo, no podía ser aceptado por los ortodoxos, y le pidieron al emperador que cambiara su opinión. La carta decía: “Vemos claramente que os estáis convirtiendo en un hereje, pero os imploramos renunciéis a todo esto y permanezcáis en las enseñanzas que se os transmitieron… Rechazad las impías y nuevas enseñanzas de este falso conocimiento, de las especulaciones y añadidos a la Fe”.

El emperador despreció a los monjes del Monte Athos por su oposición. Puesto que no quería provocar a los griegos, decidió dar rienda suelta a su rencor sobre los athonitas eslavos. Los cruzados, que habían sido expulsados de Palestina y habían encontrado refugio en Rumanía, declararon al emperador su disposición a establecer la autoridad del papa por el fuego y la espada. Miguel también empleó a los turcos y a los tártaros. Y puesto que precisamente algunos monjes cedieron bajo la presión de las promesas y las torturas, dos monasterios fueron destruidos por los latinos: el de la gran Lavra y el de Xeropotamou. Los monjes de estos dos monasterios aceptaron la intrusión latina con un temor servil. El ejército atacó y mató a los monjes en muchos de los monasterios eslavos. Colgaron al Protaton y habiendo matado a muchos monjes de los monasterios de Vatopedi, Ivirón y otros monasterios (algunos fueron colgados, otros ahogados, y otros decapitados en Karyes, en el Monte Athos), los latinos atacaron Zografou. Cuando el higumeno, Tomas de Zografou, conoció el inminente ataque por inspiración divina, le dijo a los monjes que los que desearan salvarse deberían huir, y que los que desearan sufrir el martirio deberían permanecer en el monasterio. La mayoría de los monjes de Zografou abandonaron el monasterio, pero los más firmes, un total de 26, permanecieron en la torre del monasterio. Los veintiséis hombres que permanecieron y se encerraron en la torre del monasterio, fueron: el higumeno Tomás, los monjes Barsanufio, Cirilo, Miqueas, Cosme, Hilarion, Santiago, Job, Cipriano, Sabas, Santiago, Martiniano, Cosme, Sergio, Menas, Joasaf, Joanicio, Pablo, Antonio, Eutimio, Domeciano, Parcenio y cuatro laicos.

Los latinos llegaron pronto al recinto del monasterio. Inicialmente amonestaron a los monjes para que dejaran abiertas las puertas para entrar: si reconocían la primacía del papa, no tendrían nada que temer, y su misericordia sería más beneficiosa que el oro. Los monjes les respondieron desde lo alto de la torre: “¿Y quién os dijo que vuestro papa es Cabeza de la Iglesia? ¿De donde proviene esa enseñanza vuestra? ¡Para nosotros, la Cabeza de la Iglesia sólo es Cristo! Nos es más fácil elegir la muerte que ceder y contaminar este santo lugar por vuestra violencia y tiranía: ¡no abriremos las puertas del monasterio! ¡Marchaos ahora!”. Los latinos respondieron con rabia: “¡Morid entonces!”, y reuniendo madera alrededor de la torre, encendieron un gran fuego para quemarlos vivos.

Los santos mártires cantaban himnos a la Theotokos mientras ardía la torre, y entregaron sus almas a Dios el 10 de octubre de 1282. En diciembre del mismo año, el ignominioso emperador Miguel moría en la pobreza, cuando el rey serbio Milutin se alzó contra él en defensa de la Ortodoxia.
El milagroso icono de la Theotokos y la revelación del higumeno

Por la providencia de Dios, acontecieron un gran número de milagros y manifestaciones del cielo durante el martirio de sus siervos. El día en el que los latinos se dirigían hacia el monasterio de Zografou, un monje anciano recibió una obediencia en una viña a media hora de distancia del monasterio. En el tiempo prescrito, leyó el Akacisto ante el icono de la Theotokos. Sin embargo, cuando empezó a pronunciar la palabra “Alégrate”, surgió una voz del icono que decía: “¡Alégrate tú también, oh anciano! Huye ahora de aquí o la desgracia caerá sobre ti; ve y dile a los hermanos del monasterio que se encierren, pues los latinos opositores a Dios han atacado mi montaña elegida, y ya están cerca”. El atemorizado anciano cayó de rodillas y clamó con temor: “¿Cómo puedo dejarte aquí, mi Reina e Intercesora?”. Y este escuchó nuevamente la voz: “¡No te preocupes por mí, pero vete deprisa!”. El anciano fue al monasterio inmediatamente a avisar a los hermanos (que es el significado del nombre “Proangellomeni”, que es dado a este icono). Mas cuando llegó a las puertas del monasterio, contempló este mismo icono de la Theotokos. De forma milagrosa, el icono le precedió en el monasterio. El asombrado anciano contó todo lo que se le había revelado al higumeno y a los hermanos. Tras esto, todos glorificaron a Dios y a la Theotokos. El icono milagroso de la Virgen que ellos tenían consigo fue encontrado sin daño entre las ruinas de la torre y fue puesto en el muro del santuario de la capilla de la Dormición de la Theotokos (encima del katapetasma, donde los iconos Despóticos [es decir, el de Cristo], son puestos normalmente), donde, a pesar de haberse pintado encima a causa del trabajo de restauración, sigue estando allí hoy en día. Los monjes búlgaros de Zografou lo llamaron “Chairovo”, esto es “Nuestra Señora del Akacisto”, y en las liturgias de la capilla, las salutaciones son leídas en vez del himno de comunión. El lugar en el que tuvo lugar la milagrosa revelación es conocido aún hoy por el nombre de Cherovo.
El milagro del 10 de octubre de 1873

Una vez, durante la celebración de la fiesta de los 26 mártires de Zografou, el 10 de octubre de 1873, hubo una vigila nocturna. Era una noche sin luna. En medio de la noche, mientras los monjes cantaban y leían las vidas de los santos mártires en la iglesia, se escuchó de repente un ruido, y sobre la iglesia apareció un pilar de fuego, elevándose de la tierra al cielo. Era tan resplandeciente que todas las cosas podían verse a distancia como si fuera mediodía. Esta manifestación duró alrededor de un cuarto de hora y luego desapareció.



                            Catecismo Ortodoxo 

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