E1 Señor nos pone en guardia no solamente contra el mal propiamente dicho, sino también contra todo lo que puede separarnos de Dios, las diversiones y los cuidados superfluos. Nos muestra, por ejemplo, cómo el rico dado a los placeres ni siquiera hace caso del pobre Lázaro que sufre a su lado.
"No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer... ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir... vuestro Padre celestial sabe que de todas estas cosas habéis menester. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana; que el día de mañana traerá su fatiga: "basta al día su propio afán" (Mateo 6:25-34).
Esto no es, bien entendido, para empujarnos a la pereza y a la negligencia, sino para que estemos atentos contra un cuidado exagerado de un porvenir que tal vez ni siquiera exista.
Sólo el presente nos pertenece y sin embargo el hombre tiene frecuentemente la tendencia de destruirlo a favor de un sueño que concierne a un futuro incierto. Tales son los utopistas que a veces por un presunto mejoramiento del orden social, a veces por el triunfo de una raza, anulan el presente, no deteniéndose ni ante las peores violencias, ni siquiera ante los asesinatos colectivos. Este tipo de utopismo emplea muchas veces la fórmula "el fin justifica los medios." En la vida privada también los hombres concentran sus esfuerzos en el futuro, menospreciando el presente. Si es que el interés los obliga a actuar, el peligro es aún más grande. "E1 tiempo es oro," otra fórmula usada por los amantes del futuro, basta por sí misma para denunciar el pecado de los que la usan: el oro (el dinero). no siendo jamás sino un medio y no un fin o valor. E1 que hace su ídolo del dinero y de los medios, niega por eso mismo los fines y los valores verdaderos.
Cada instante del tiempo que nos es dado puede revestirse de un valor real si no es para nosotros un simple medio para llegar al instante que ha de seguir, si estamos dispuestos a sacrificarlo por lo que tiene un valor verdadero. Esto es posible si no vivimos preocupándonos del porvenir sino del presente, si sabemos no solamente actuar sino contemplar. Es sólo por el presente, si estamos atentos a él, que podemos alcanzar la eternidad. Y es posible encontrar a Dios sólo en el momento presente, no en unos sueños del porvenir.
Sin embargo, la civilización de nuestra época con su técnica y la prisa del ritmo de vida, priva casi totalmente al hombre de la posibilidad de vivir el presente, de contemplar, de rezar, de encontrar a Dios. E1 Señor nos pone en guardia contra estos peligros en la parábola del rico que se decide a derribar "sus graneros" que posee para construir otros más grandes, sin saber que esa misma noche morirá (Lucas 12:16-21). Conociendo los peligros de las preocupaciones excesivas, el Señor nos advierte sobre la riqueza en general: "No podéis servir a Dios y a Mamón (la riqueza!" (Mateo 6:24). Y en otro lugar: "Más liviano trabajo es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios" (Mateo 19:24).
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