Una vez visitaron al Starez varias personas, a quienes aconsejó pensar siempre lo bueno. Para ilustración, les leyó un texto de la Biblia donde se relata como el rey de Persia, Darío, por calumnia de los enemigos, mandó arrojar al profeta Daniel al foso de los leones (Dan. 6:14-28). A la mañana, acercándose al foso, Darío mandó abrir la tapa para ver si Daniel esta vivo o no. No escuchando nada, el rey preguntó con temor: "...Daniel, siervo de Dios viviente, el Dios tuyo, a quien tu continuamente sirves, te ha podido librar de los leones? (20) ... Daniel respondió al rey: Oh rey, vive para siempre (21)... Entonces se alegró el rey en gran manera a causa de él (23).
Explicando este caso, el Starez aclaró: Si el profeta Daniel hubiera tenido malos pensamientos, le hubiera contestado "¿No te da vergüenza, tirano, que a mí, inocente, me tiraste para que me coman los leones y ahora me preguntas cómo me va?" pero Daniel siempre tenía buenos pensamientos y contestó mansamente. Por ello, Dios instruyó a los leones para que no lo tocaran.
De manera semejante, no tenían pensamientos malos, los tres mancebos cuando por orden de Nabucodonosor, injustamente fueron arrojados al horno, pues ellos no murmuraron: "¿Porqué Tú, Dios nuestro, Cuya ley amamos, no nos defendiste y dejaste que nos arrojaran al horno?" En lugar de esto, ellos se acusaron a si mismos y cantaron:
"Bendito seas Señor Dios de nuestros padres y alabado y glorificado sea Tu nombre, por los siglos ya que eres justo en todo lo que hiciste por nosotros... y juzgaste con verdad lo que nos diste, ya que por la verdad y el juicio no diste esto, por nuestros pecados, ya que pecamos y Tus mandamientos no escuchamos, y no los guardamos, y no actuamos como nos ordenaste, para que sea todo el bien nuestro" (Dan. Cap. 3. Oración de los tres adolescentes en la versión de los 70).
Lo ven, — aclaró el Starez, — ¿que buen pensamiento, basado en la humildad, tuvieron estos tres adolescentes? Un pensamiento bueno y lleno de sabiduría humilde, transforma a leones en corderos y un muy caldeado horno — en rocío de paraíso y frescura. Por ello, a todos nuestros problemas debemos anteponerle paciencia, pensamientos buenos y humildad; entonces la Gracia Divina nos ayudará.
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