Es necesario ser humilde con todos y considerarse a sí mismo el peor de todos. Si nosotros no hemos cometido los delitos o pecados que hicieron otros, puede ser porque no tuvimos la ocasión o porque las circunstancias eran distintas. Cada hombre posee cosas buenas y cosas malas, pero nosotros generalmente vemos en la gente sólo los vicios y no vemos lo bueno.
A la pregunta "¿se puede desear el perfeccionamiento en la vida espiritual?" el padre responde: "No solamente se puede desear sino que hay que perfeccionarse en ser humilde y considerarse a sí mismo el peor y el más bajo de todos los hombres y de todas las criaturas por los sentimientos de nuestro corazón. Al hombre pecador le es natural e imprescindible ser sumiso y humilde. Si no lo hace lo harán sumiso las circunstancias que le surgirán por la Providencia en pos de su beneficio espiritual. Cuando la suerte acompaña a alguien, éste generalmente empieza a olvidar y le atribuye todo a sí mismo, a su fuerza y su poder aparente pero cuando le sucede la menor desgracia llega a pedirle clemencia hasta a enemigos imaginarios.
Padre Ambrosio de Optina
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