
''Dios no hace la cruz para una persona, es decir el Señor no prepara los sufrimientos espirituales y corporales. Por más pesada que sea la cruz que lleva una persona en la vida, la madera de la que está hecha siempre crece teniendo como suelo su propio corazón"
"Para el hombre," decía el starez, "que va por el camino recto no hay cruz. Pero cuando el hombre se desvía del camino recto y empieza a desviarse para uno y otro lado es cuando aparecen diferentes circunstancias que lo empujan de nuevo al camino recto. Estos empujones pasan a formar para el hombre la cruz. Por supuesto esos empujoncitos son de distinta índole, de acuerdo a las necesidades de cada uno."
Existe una cruz de pensamientos, cuando al hombre lo aturden pensamientos pecaminosos, pero la persona no peca si no les hace caso. El starez daba un ejemplo: "Una mujer piadosa sentía por largo tiempo el acoso de pensamientos impuros. Cuando se le presentó Jesús y la alejó de ellos ella le preguntó: "¿Dónde habías estado hasta ahora, Dulce Jesús?" A esto respondió el Señor: "Estuve en tu corazón." Ella preguntó: "¿Cómo puede ser? Mi corazón estaba colmado de pensamientos impuros" a lo que Jesús le dijo: "Piensa que estuve en tu corazón pues tú nunca aceptaste a esas ideas impuras si no que tratabas cada vez más de librarte de ellas, enfermabas por ello y con eso me preparaste un lugar en tu corazón"
"A veces a una persona le toca sufrir, aunque no tenga culpas, por los demás, así como lo hizo Nuestro Señor Jesucristo. El mismo Salvador sufrió por los hombres. También sus Apóstoles sufrían por la Iglesia y los hombres. Sufrir por los prójimos es poseer el amor perfecto."
San Ambrosio del Optina

Santo Paisio escribía: "Los seguidores tienen el deber sagrado de escribir sobre las divinas hazañas de los Santos Padres de su época, sobre el trabajo que realizaban para acercarse a Dios. Cuando escribimos sobre los Santos, nuevamente recibimos beneficios; ya que los recordamos y tratamos de imitarlos, entonces los santos, conmovidos, nos ayudan a que nosotros también los alcancemos .El Starez contó sobre si mismo: "Cuando era pequeño, con interés escuchaba lo que me contaban sobre el p. Arsenio los que lo conocieron, y esto se fijaba con facilidad en mi corazón joven, que todavía no estaba cubierto por el sarro de los pecados.
Santo Paisio nos trazó plenamente la imagen espiritual de san Arsenio: "El predicaba la fe verdadera con su propia vida virtuosa. Su cuerpo se derritió en la hazaña de un cálido amor a Dios. El cambiaba las almas con la Gracia Divina. Tenia una fe profunda y sanaba a muchos fieles y a los no-creyentes. Pocas palabras y muchos milagros. El experimentaba muchas emociones y ocultaba mucho. Bajo la envoltura dura del exterior, escondía el dulce fruto espiritual. Muy severo consigo mismo, tenia amor paternal para sus hijos. El los acostumbraba no a la letra de la ley, sino a su sentido, a la aplicación. Como servidor del Altísimo, él no tocaba tierra, y como Su cooperador iluminaba al mundo. Lo glorificó Dios, a Quien él glorifica con su vida.
Santo Paisio del Monte Athos
Debes saber, que los ángeles nos inspiran hacia la oración y nos asisten, alegrándose con nosotros y rezando por nosotros.
Pero si somos negligentes y acogemos pensamientos pecaminosos, los amargamos mucho. Justamente porque ellos luchan tanto por nosotros y nosotros somos perezosos hasta para implorar a Dios por nosotros mismos.
Y todavía peor: sino que despreciarnos su servicio y, abandonando a su Soberano y Dios, llevamos mentalmente conversaciones con los demonios impuros.
San Nilo Sin

La Segunda Venida de Nuestro Señor
Entrevistador: Padre, ¿qué nos puede decir acerca de la fecha exacta de la segunda venida de Cristo?
Duhovnic Cleopa: la verdadera Iglesia de Cristo nos ofrece una serie de testimonios bien dispuestos, que muestran que Dios no confió esta fecha a nadie, ni a los ángeles, ni a los hombres, ni siquiera a su propio Hijo como hombre. Escucha las divinas palabras de las Escrituras sobre el tema: (Atención, este dato puede dar lugar a un error teológico, ver Nota al final)
“Mas en cuenta al día aquel y a la hora, nadie sabe, ni lo ángeles del cielo, sino el Padre solo. Y como sucedió en tiempo de Noé, así será la Parusía del Hijo del Hombre. Porque así como en el tiempo que precedió al diluvio, comían, bebían, tomaban en matrimonio y daban en matrimonio, hasta el día en que entró Noé en el arca, y no conocieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la Parusía del Hijo del Hombre. Entonces, estarán dos en el campo, el uno será tomado y el otro dejado; dos estará moliendo en el molino, la una será tomada y la otra dejada….Velad, pues porque no sabéis en qué día vendrá vuestro Señor. Comprended bien esto, porque si supiera el amo de casa a qué hora de la noche el ladrón había de venir, velaría ciertamente y o dejaría horadar su casa. Por eso, también vosotros estad prontos, porque a la hora que no pensáis, vendrá el Hijo del Hombre. ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, a quien puso el Señor sobre su servidumbre para darles el alimento a su tiempo? ¡Feliz el servidor aquel a quien su señor al venir hallare obrando así! En verdad, os digo, lo pondrá sobre toda su hacienda. Pero si aquel siervo malo dice en su corazón: “Se me retrasa el señor”, y se pone a golpear a sus consiervos y a comer y a beber con los borrachos; volverá el señor de aquel siervo en día que no espera, y en hora que no sabe, y lo separará y le asignará su suerte con los hipócritas; allí será el llanto y el rechinar de dientes. “(Mateo 24:36-51)
Si ni los ángeles del cielo ni el Hijo del Hombre mismo, como hombre, conocen la hora prevista, ¿cómo es posible que sea conocida entre los hombres? En las palabras del Salvador sólo se entiende que debemos estar siempre vigilantes y conscientes de nuestra salvación, siempre listos para la venida del Señor, porque no sabemos ni el día ni la hora de su venida, ni siquiera la hora de nuestro propio final en esta vida. Su aparición será inesperada, como el Señor nos previno cuando dijo: “Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.” (Mateo 25:13)
Entrevistador:. Es verdad que en un primer momento los Apóstoles no sabían la fecha exacta de la segunda venida del Salvador (Mateo 24:36), sin embargo, desde el momento en que se reforzaron desde lo alto con la bajada de la Santa Espíritu, se hicieron conscientes de todo. Pues, como anunció el Salvador, por el Espíritu Santo todos los misterios serán revelados: “Tengo todavía mucho que deciros, pero no podéis soportarlo. Cuando venga Aquél, el Espíritu de Verdad, Él os conducirá a toda la verdad; Él no hablará por Sí mismo, sino que dirá lo que habrá oído, y os anunciará las cosas por venir “(Juan 16:12-13). Desde el momento de la venida del Espíritu Santo en Pentecostés los Apóstoles, así como todos los fieles cristianos, con la iluminación y la sabiduría que les dio el Espíritu Santo, se hicieron capaces de conocer “toda la verdad.” En otras palabras, se hicieron conscientes de la totalidad del plan divino para la historia del mundo y de su fin, y por lo tanto fueron capaces de determinar a través de la Sagrada Escritura los acontecimientos del futuro, tales como la fecha de la Segunda Venida. ¿No es posible tal determinación?
Duhovnic Cleopa: William Miller calculó que, de acuerdo con la Escritura entre el primero de marzo 1843 y el primero de marzo 1844 tendría lugar la Segunda Venida de Cristo. Anunció esta fecha ya a principios de1833 en el folleto “profecía de las Sagradas Escrituras de la Segunda Venida del Señor en el año 1843.” Otro “profeta” Joseph Chimes, propuso en los diarios “La Voz de la medianoche” (1842) y “la Campana del Peligro” que el Señor vendría en el año 1843.
El discípulo más cercano de Miller, un tal señor Snow, decidió añadir a la “profecía” de Miller otros siete meses y diez días, la predeterminando la fecha de la segunda venida del Señor como el 10 de octubre de 1844. También se puso en ridículo junto con su maestro. Los que creyeron sus pronunciamientos gastaron sus fortunas, entregando todo lo que tenían y comprando ropas blancas y velas para salir y encontrarse con el Señor. Incluso los escaparates de las tiendas se llenaron de vestiduras blancas para los viajeros que buscaran el cielo el 10 de octubre de 1844. Sin embargo, este día pasó como todos los demás. Los llamados “profetas” se convirtieron en el recipiente de todo tipo de vergüenza, escarnio y burlas de todas aquellas personas engañadas que habían derrochado y regalado sus fortunas confiando en las falsas profecías.
A partir de estas experiencias lamentables debemos por lo menos llegar a entender que la promesa de nuestro Salvador Jesucristo, relativa a la revelación del futuro por el Espíritu Santo, no se refería a la fecha de la Segunda Venida, como pareció a muchos, sino más bien a profecías pertenecientes a diversos eventos y signos que deberán suceder en la Iglesia. Pues, de hecho, ha habido revelaciones por medio del Espíritu Santo, como vemos, por ejemplo, en el libro del Apocalipsis y otros libros de la Sagrada Escritura. Estas revelaciones contienen una variedad de enseñanzas escatológicas (en la aparición del Anticristo, de los falsos profetas, el desencadenamiento de las persecuciones de los cristianos), así como la sabiduría indispensable de los Apóstoles que les permitió presentar las enseñanzas divinas cuando eran llevados a presentar una defensa ante sus acusadores (Mateo 10:19-20). Estos son los eventos futuros de los cuales el Salvador habla en el texto.
Entrevistador:. El apóstol Pablo escribe: “Mas vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón, siendo todos vosotros hijos de la luz e hijos del día. No somos de la noche ni de las tinieblas“(1 Tesalonicenses 5:4-5.). De estas palabras se deduce que los cristianos pueden y deben conocer la fecha exacta de la Segunda Venida con el fin de estar listo para aceptarlo.
Duhovnic Cleopa: ¿Por qué has leído sólo los versículos cuatro y cinco del capítulo cinco de Primera de Tesalonicenses, dejando fuera los versículos uno y dos que sirven para interpretar los versos cuatro y cinco? Escucha lo que el apóstol Pablo dice ahí: “Por lo que toca a los tiempos y a las circunstancias, hermanos, no tenéis necesidad de que os escriba. Vosotros mismos sabéis perfectamente que, como ladrón de noche, así viene el día del Señor.”(1 Tesalonicenses 5:1-2). Esta es la verdad a la que la Iglesia de Cristo se ha mantenido fiel. La verdadera enseñanza de la Iglesia, que es igual a la del apóstol Pablo, que habrá un día en que el Señor venga como ladrón en la noche y que nadie sabe ni el día ni la hora de la venida del Hijo del Hombre.
Sólo es posible conocer la proximidad de la Segunda Venida por medio de los signos que deberán venir antes:
~ La predicación del Evangelio en todo el mundo. (Mateo 24:15)
~ La conversión de los judíos al cristianismo después de la predicación del Evangelio en el mundo entero. (Romanos 11:25-34)
~ La aparición del Anticristo, también llamado el hombre de iniquidad o la bestia, junto con sus representantes, pseudo-Cristos, falsos profetas, y todo tipo de falso obrador de milagros por el poder de Satanás para engañar a la gente. El Anticristo se sentará en el lugar de Dios actuando como si fuera Dios, y como una bestia imparable perseguirá con toda su rabia y furia a los siervos escogidos de Dios. (. 1 Jn 2:18; 2 Tesalonicenses 2:3-11;. Rev. 13:1-8, 20:1-10;. Mat 24:9)
~ La multiplicación de la maldad y el crecimiento del amor entre los hombres, el odio y la traición de unos a otros. (Mateo 24:10-12)
~ Un torrente de sangre derramada, guerras y rumores de guerras entre naciones, pueblos y estados. (Mateo 24:6-7)
~ La aparición de calamidades tales como la hambruna masiva, las enfermedades, etc (Mateo 24:7-9)
~ La aparición de ciertos signos en el mundo, como el oscurecimiento del sol y la luna, la caída de las estrellas del cielo, las potencias de los cielos serán conmovidas. (Mateo 24:29)
~ La aparición en los cielos de la señal del Hijo del Hombre, la Verdadera Cruz, porque este es el signo de la victoria de nuestro Señor y ningún otro signo que nos deba alertar de su inminente llegada como Su Cruz.
El Señor explica estos signos así: “De la higuera aprended esta semejanza: cuando ya sus ramas se ponen tiernas, y sus hojas brotan, conocéis que está cerca el verano. Así también vosotros cuando veáis todo esto, sabed que está cerca, a las puertas. “(Mateo 24:32 – 33) Por lo tanto, en relación a los signos que precederán la Segunda Venida del Señor, tenemos explicaciones y confirmación del mismo Salvador, que la fecha exacta de Su venida ni los ángeles, ni aun el Hijo del hombre mismo, como hombre, tienen conocimiento, sino que sólo el Padre lo sabe.
FUENTE: “La verdad de nuestra fe: Un discurso sobre las Sagradas Escrituras en las enseñanzas del verdadero cristianismo”, por el Duhovnic Cleopa de Rumania, Uncut Mountain Press, 2000, cap. 15.
Traducido por hipodiácono Miguel P. (H.M.P)
Nota: Sobre las palabras “ni el Hijo del Hombre conoce el día ni la hora”. En el texto anterior del padre Cleopa se puede llegar a la falsa conclusión de que Cristo no sabía la fecha exacta de Su Segunda Venida. Por boca de San Juan Crisóstomo vemos que Cristo conocía perfectamente dicha fecha y tenía un motivo para no darla a conocer. Lo que hay a continuación es un fragmento de la homilía 77 de San Juan Crisóstomo al Evangelio de San Mateo en el que explica perfectamente este tema:
Fragmento de la Homilía 77 al Evangelio de San Mateo
LA IGNORANCIA DEL DÍA DEL JUICIO
Ahora bien, acerca de aquel día y de aquella hora, nadie sabe nada, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sino sólo el Padre. Decir el Señor que ni los ángeles saben el día del juicio y fin del mundo, era cerrar la boca a sus discípulos para que no fueran a preguntar lo que ni los ángeles sabían; mas al decirles que ni el Hijo lo sabe, les prohíbe no sólo saberlo ellos, mal también el querer saberlo. Que ésta es la razón por la que se lo dijo, se ve por lo que hace después de la resurrección, pues viéndolos aún más curiosos, les tapa más enérgicamente la boca. Porque aquí les adujo muchas e infinitas pruebas, pero allí les replicó simplemente: No os toca a vosotros conocer los tiempos y los momentos (Hech 1, 7). Luego, para que no dijesen: Nos ha rechazado, porque hemos dudado y no somos dignos de esta revelación, prosiguió Jesús: Que el Padre se reservó para su propio poder. En verdad, nada interesaba tanto al Señor como honrar a sus discípulos y no ocultarles cosa alguna.
De ahí que ese conocimiento se lo reserva al Padre, significando, por un lado, lo terrible de la cosa y cerrándoles a la vez el paso a toda pregunta sobre ella. Porque de no ser así, de admitir que realmente ignora Cristo el día, ¿cuándo lo sabrá? ¿Acaso a la vez que nosotros? ¿Y quién se atreverá a decir eso? Él que conoce claramente al Padre, con la misma claridad que el Padre al Hijo, ¿ha de ignorar el día? Por otra parte: El Espíritu indaga hasta las profundidades de Dios (1 Cor 2, 10), ¿y Él no había de saber ni el momento del juicio? Él sabe cómo ha de juzgar, Él conoce los 958 íntimos secretos de cada uno, ¿y había de ignorar lo que es de menos valor que eso? Y si todo fue hecho por Él y sin Él nada fue hecho (Jn 1, 3), ¿habría Él de desconocer el día? Porque el que hizo los siglos, evidentemente hizo también los tiempos, y, si hizo los tiempos, también el día. ¿Cómo, pues, desconoce lo que Él hizo?
CONTRA LOS ANOMEOS
Vosotros, por cierto, afirmáis conocer la sustancia misma de Dios, y al Hijo no le concedéis conocer ni el día del juicio: ¡Al Hijo, que está eternamente en el seno del Padre! Y a fe que más, infinitamente más, es la sustancia que los días. ¿Cómo, pues, atribuyéndoos lo más a vosotros, no le concedéis ni lo menos al Hijo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia? Pero no, ni vosotros sabéis, por más locuras que digáis, la sustancia de Dios, ni el Hijo ignora el día, sino que lo sabe perfectamente. Por eso, habiéndolo dicho todo, los tiempos y los momentos, habiéndolos llevado hasta las puertas mismas de los acontecimientos (porque: Cerca está ya —dice— y llamando a la puerta), en ese punto se calló y no dijo el día. Si buscáis —dice — saber de mí el día y la hora, no los oiréis; mas si los tiempos y los preludios, todo lo revelare puntualmente, sin ocultaros nada.
Porque, que no los ignoro —día y hora—, con muchas pruebas os lo he demostrado, pues os he dicho los intervalos y todo lo que en ellos ha de suceder y lo que va desde este tiempo hasta aquel día.
Eso, en efecto declaró la parábola de la higuera, y por ella te puse en los pórticos mismos de aquel día; y si no te abrí las puertas, por tu conveniencia no lo hice.
EL EJEMPLO DEL DILUVIO
Y para que más cumplidamente advirtáis, por otro lado, cómo el callar el día no nació de ignorancia, considerad juntamente con lo dicho la otra señal que les pone: Como en los días de Noé las gentes comían y bebían, los hombres tomaban mujer y las mujeres marido, hasta el día en que entró Noé en el arca, y no cayeron en la cuenta hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos; así será el advenimiento del Hijo del hombre. Al decir esto, puso de manifiesto que vendrá repentinamente y sin que se le espere y cuando la mayor parte de las gentes se entregarán 959 a sus placeres. Lo mismo dice Pablo cuando escribe: Cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos la ruina (1 Tes 5, 3). Y para expresar lo inesperado, dice: Como sobreviene el dolor de parto a la mujer encinta. ¿Cómo, pues, dice el Señor: Después de la tribulación de aquellos días? Porque si entonces ha de haber placer, y paz, y seguridad, como Pablo dice, ¿cómo dice el Señor: Después de la tribulación de aquellos días? Si hay placer, ¿cómo tribulación? — Habrá placer y paz para los estúpidos. Por eso no dijo: “Cuando haya paz”, sino: Cuando digan: Paz y seguridad. Lo que demuestra su estupidez, como la de quienes, en tiempo de Noé, se entregaban a sus placeres entre tamaños males. No así los justos, que vivían en tribulación y tristeza. Por aquí da el Señor a entender que, a la venida del anticristo, los inicuos y desesperados de su salvación se entregarán con más furor a sus torpes placeres. Allí será de la gula, de las francachelas y borracheras. De ahí lo maravillosamente que el ejemplo conviene a la situación. Porque así como, al construirse el arca, no creían en el diluvio —dice—, sino que allí estaba ella a la vista de todos, pregonando anticipadamente los males por venir, y la gente, no obstante estarla viendo, se entregaban a sus placeres, como si nada hubiera de pasar, así ahora aparecerá, sí, el anticristo, tras el cual vendrá la consumación y los castigos que la habrán de acompañar y los tormentos insoportables; mas ellos, poseídos de la borrachera de su maldad, ni temor sentirán de lo que ha de suceder. De ahí que diga también Pablo: Como el dolor a la mujer en cinta, así sobrevendrán sobre ellos aquellos terribles e irremediables males. ¿Y por qué no habló de los males de Sodoma? —Es que quería el Señor poner un ejemplo universal, y que, después de ser predicho, no fue creído.
De ahí justamente que, como la gente no suele dar fe a lo por venir, el Señor confirma por lo pasado sus palabras, a fin de sacudir el espíritu de sus discípulos. Juntamente con esto, por ahí se demuestra también haber sido Él también quien envió los anteriores castigos. Seguidamente pone otra señal, y por ella y por todas las otras queda absolutamente patente que no desconoce el día del juicio. ¿Qué señal es ésa? —Entonces estarán dos hombres en el campo. Y uno será tomado y otro será dejado; y dos mujeres darán vueltas a la piedra de moler, y una será tomada y otra será dejada. Vigilad, pues, porque no sabéis el momento en que vendrá vuestro Señor. Todo esto son pruebas de que el Señor sabía perfectamente el día pero 96 0no quería que sus discípulos le preguntaran sobre él. Por eso citó los días de Noé; por eso habló de los dos que están en el campo, dando a entender que así de improvisamente, así de despreocupados, cogerá aquel día a los hombres. Lo mismo indica el otro ejemplo de las dos mujeres que están moliendo bien ajenas a lo que va a suceder. Y juntamente nos declara que así se toman o se dejan los que son señores como los esclavos, los que descansan como los que trabajan, los de una dignidad como los de otra. Como se dice también en el Antiguo Testamento: Desde el que está sentado en el trono hasta la esclava que da vueltas a la muela (Ex 11, 5). Como había dicho antes que los ricos se salvan con dificultad, ahora nos hace ver que ni todos los ricos se pierden absolutamente, ni todos los pobres absolutamente se salvan, sino que, de entre pobres y ricos, unos se salvan y otros se pierden. Y a mi parecer, también nos indica que su venida será por la noche. Esto lo dice expresamente Lucas (Lc 17, 34). Mirad cuán puntualmente lo sabe todo. Luego, otra vez, para que no le preguntaran, añadió: Vigilad, pues, porque no sabéis en qué momento ha de llegar vuestro Señor. No dijo:
“Porque no sé”, sino: Porque no sabéis. Cuando ya casi los había llevado a la hora misma y puesto tocando a ella, nuevamente los aparta de toda pregunta, pues quiere que estén en todo momento alerta. De ahí que les diga: Vigilad, dándoles a entender que por eso no les había dicho el día. Por eso les dice: Comprended que, si el amo de casa hubiera sabido a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, hubiera estado alerta y no bebiera dejado que le perforaran la casa. Por eso, estad también vosotros preparados, pues en el momento que no pensáis vendrá el Hijo del hombre. Si les dice, pues, que vigilen y estén preparados es porque, a la hora que menos lo piensen, se presentará Él. Así quiere que estén siempre dispuestos al combate y que en todo momento practiquen la virtud. Es como si dijera: Si el vulgo de las gentes supieran cuándo habían de morir, para aquel día absolutamente reservarían su fervor.
LA IGNORANCIA DEL DÍA NOS HA DE HACER
MÁS VIGILANTES
Así, pues, para que no limitaran su fervor a ese día, el Señor no revela ni el común ni el propio de cada uno, pues quiere que lo estén siempre esperando y sean siempre fervorosos. De ahí que 961 también dejó en la incertidumbre el fin de cada uno. Luego, sin velo alguno, se llama a sí mismo Señor, cosa que nunca dijo con tanta claridad. Mas aquí paréceme a mí que intenta también confundir a los perezosos, pues no ponen por su propia alma tanto empeño como ponen por sus riquezas los que temen el asalto de los ladrones. Porque, cuando éstos se esperan, la gente está despierta y no consiente que se lleven nada de lo que hay en casa. Vosotros, sin embargo, les dice, no obstante saber que vuestro Señor ha de venir infaliblemente, no vigiláis ni estáis preparados, a fin de que no se os lleven desapercibidos de este mundo. Por eso aquel día vendrá para ruina de los que duermen. Porque así como el amo, de haber sabido la venida del ladrón, lo hubiera evitado, así vosotros, si estáis preparados, lo evitaréis igualmente.
http://cristoesortodoxo.com/2014/07/30/sobre-la-segunda-venida-de-nuestro-senor-por-el-padre-cleopa-ilie/

Pues es necesario y útil, que cada uno aprenda la Divina Escritura, para saber como permanecer en la piedad y no acomodarse a las filosofías humanas, porque es imposible comenzar algo con ligereza y querer inmediatamente obtenerlo sin meditación, sin un continuo y atento ejercicio. Conocemos a Dios mediante la iluminación del Espíritu Santo, que es como el sol, ilumina las cosas de Dios, abriendo el ojo puro (el conocimiento), a la imagen de Dios invisible. Con su gracia el Espíritu Santo eleva también nuestro corazón hacia Dios; a los débiles El los sostiene, como una poderosa mano; y a aquellos que caminan por el camino de la santidad, El, aun mejor los perfecciona. El Espíritu Santo, purificando con su gracia a los limpios de la mancha del pecado, los espiritualiza.
Como el claro rayo del sol, refleja así a los corazones limpios; iluminados por el Espíritu Santo, ellos se transforman en espirituales y también, a los demás, les participan de esa espiritualidad. Un corazón espiritualizado llega al don del entendimiento de los misterios de Dios, al conocimiento de los misterios secretos, con el recibimiento de los dones espirituales, la ciudadanía celestial, la participación a los coros angélicos, a la felicidad eterna, a la unión con Dios y finalmente nuestra semejanza con El; es decir, nuestra civilización, que es el cumplimiento de la ascética cristiana.
¿Qué más milagroso que la belleza de Dios? ¿Qué más dulce que meditar sobre la grandeza de Dios? ¿Puede existir en el corazón algo más fuerte y más profundo sentimiento que el que Dios infunde en un alma purificada de todo pecado, para que el alma sienta todo lo que surge de estas palabras? Yo con amor exijo. En verdad es imposible narrar o describir el rayo de la belleza de Dios.
Para los ojos humanos esta belleza es inaccesible, solamente el conocimiento y el alma pueden alcanzarla. Cuando esta belleza iluminaba a los santos, entonces, dejaba en el alma de ellos una insaciable sed. Aquellos a los cuales el amor de Dios tocó y colmó no pudieron contener su ímpetu amoroso. Llenos del deseo de contemplación de la belleza de Dios, ellos rogaban que su contemplación divina se prolongara por toda la eternidad.
Con atenta y profunda meditación sobre la grandeza de la gloria de Dios, con profundidad de pensamiento, sin interrumpir la memoria sobre la bondad de Dios y con profundidad e intensidad, continuando el deseo de asemejarse a Dios, nuestra alma se hace capaz de cumplir estas palabras: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas" (Mc. 12:30). He aquí con que intención hay que servir a Dios.
-el amor de Dios al género humano "De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo Unigénito" (Jn. 3:16).
-Restablecimiento en el hombre caído de la imagen y semejanza Divinas.
-La salvación de las almas humanas: "Porque no envío Dios a Su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvado por Él" (Jn. 3:17).
-Nosotros, en concordancia con los objetivos de Nuestro Salvador, debemos vivir de acuerdo a Su Divina enseñanza, para salvar con esto nuestras almas
INSTRUCCIONES DEL FINAL DE LOS TIEMPOS por San Ambrosio de Óptina(+1891)
San Ambrosio (también conocido como staretz Ambrosio) es uno de los starets más conocidos de Optina. La Iglesia Ortodoxa Rusa le declaró santo en 1988 y su memoria se celebra el 10 de octubre.
Hijo mío, sé que en los últimos días llegarán tiempos difíciles; y como dice el Apóstol, he aquí, debido a la falta de piedad, aparecerán en la iglesia distintas herejías y cismas; y tal como predijeron los Santos Padres, en ese tiempo en el trono de los Jerarcas y en los monasterios no habrá ningún hombre probado y experimentado en la vida espiritual. Por lo cual, las herejías se extenderán por todas partes y engañarán a muchos. El enemigo de la humanidad actuará con habilidad, y en la medida de lo posible, intentará conducir a la herejía incluso a los elegidos. No comenzará por destruir los dogmas de la Santísima Trinidad, la divinidad de Jesucristo, o de la Theotokos, sino que imperceptiblemente comenzará a distorsionar las enseñanzas de los Santos Padres, a introducir otras palabras en las enseñanzas de la Iglesia misma. La astucia del enemigo y sus “vaivenes” (idas y vueltas) son observados por muy pocos, sólo por aquellos que son más experimentados en la vida espiritual. Los herejes se harán cargo de la Iglesia, en todas partes, y elegirán a sus siervos, y la espiritualidad se abandonará. Pero el Señor no dejará a sus siervos sin protección. En verdad, su labor principal es la persecución de los verdaderos pastores y sus prisiones; porque si no hacen eso, el rebaño espiritual no caería jamás en las garras de la herejía. Por lo tanto, hijo mío, cuando veas en las Iglesias que se burlan del acto Divino, de las enseñanzas de los Santos Padres, y del orden establecido por Dios, debes saber que los herejes ya están presentes. Ten en cuenta también que, durante algún tiempo, podrían ocultar sus demoniacas intenciones, o podrían deformar la fe divina encubiertamente, de modo que triunfaran mejor al engañar y embaucar a los inexpertos.
Ellos perseguirán a pastores y siervos de Dios por igual, pues el diablo que está dirigiendo la herejía no puede soportar el orden Divino. Como lobos en piel de oveja, serán reconocidos por su naturaleza jactanciosa (de vanagloria), por el amor al deseo/avaricia y la codicia por el poder. Todos ellos serán traidores, causando el odio y la maldad en todas partes; es por ello que el Señor dijo que podríamos reconocerlos fácilmente por sus frutos. Los verdaderos siervos de Dios son mansos, amantes de sus hermanos y obedientes a la Iglesia (orden, tradiciones).
En aquel tiempo los monjes soportarán grandes presiones de los herejes, y se mofarán de la vida monástica. Las familias monásticas se empobrecerán, el número de monjes se reducirá. Los restantes sufrirán violencia. Estos enemigos de la vida monástica, que simplemente tienen apariencia de piadosos, se esforzarán por atraer (y preparar) monjes a su lado, con la promesa de protección y de bienes materiales (comodidades), y sin embargo amenazarán con el exilio a aquellos que no se sometan. A causa de estas intimidaciones (amenazas), los débiles de corazón serán muy humillados (atormentados).
Si vives para ver ese momento, alégrate, pues en ese momento los fieles que no posean otras virtudes, recibirán coronas por el solo hecho de permanecer firmes en su fe, conforme a las Palabras del Señor: “A todo aquel que me confiese delante de los hombres, Yo también lo confesaré delante de mi Padre celestial”(Mateo 10:32). Teme al Señor, hijo mío, y no pierdas esta corona para no ser rechazado por Cristo en la oscuridad total y el sufrimiento eterno. (de acuerdo a las Palabras del Señor: “mas a quien me niegue delante de los hombres, Yo también lo negaré delante de mi Padre celestial” (Mateo 10:33). Permanecer valientemente en la fe, y si es necesario, soportar con alegría persecuciones y otros problemas, pues sólo el Señor permanecerá por ti … y los santos Mártires y Confesores vigilarán con alegría vuestra lucha.
Pero, en esos días, ¡ay de los monjes atados a las posesiones y a la riqueza, y que, por el bien del amor a la comodidad, aceptan someterse a los herejes. Ellos tranquilizarán sus conciencias diciéndose: Vamos a salvar al monasterio, y por eso el Señor nos perdonará. Desgraciados y cegados, no piensan en ningún momento que a través de las herejías y de los herejes, el demonio entrará en el monasterio, y entonces, ya no será más un santo monasterio, sino paredes desnudas de las cuales la Gracia partirá para siempre.
Pero Dios es más poderoso que el diablo, y nunca abandonará a Sus siervos. Siempre habrá verdaderos cristianos, hasta el fin del tiempo, pero elegirán lugares solitarios y desérticos (deshabitados). No temas las dificultades, sino que teme la perniciosa herejía, ya que expulsa la Gracia, y nos separa de Cristo, razón por lo cual Cristo nos mandó sopesar al hereje y tenerle por gentil y publicano.
Así pues, Fortalécete, hijo mío, en la Gracia de Cristo Jesús. Con alegría, apresúrate a confesar y a soportar el sufrimiento como al buen soldado de Jesús Cristo al que se le dijo: “Sé fiel hasta la muerte, y Yo te daré la corona de la vida.”(Apoc. 2:10)
Recurso: : St. Ambrosy, Elder of Optina, “End Times and Now Collection of Writings”
http://cristoesortodoxo.com/2014/07/23/profecia-de-san-ambrosio-de-optina/