KONTAKION 1
Rey Eterno,
Tu Voluntad por salvarnos está llena de poder, Tu brazo
derecho controla
todo el curso de la vida humana. Te damos gracias por
todas tus
bondades, visibles e invisibles; por la vida eterna, por los gozos
celestiales
del reino que vendrá. Concede misericordia a los que
cantamos
Tus alabanzas, ahora y en el tiempo futuro.
Gloria a Ti, oh Dios, de edad en edad.
IKOS 1
Al nacer
fui un niño débil, indefenso, pero Tu ángel extendió sus alas sobre
mi cuna
para defenderme. Desde mi nacimiento hasta ahora Tu amor ha
iluminado
mi camino y me ha guiado maravillosamente hacia la luz de la
eternidad;
desde mi nacimiento hasta ahora los dones generosos de Tu
providencia
han sido derramados prodigiosamente sobre mí. Te doy
gracias,
con todos los que han llegado a conocerte e invocan Tu nombre.
Gloria a
Ti, por llamarme a la existencia.
Gloria a
Ti, que me muestras la belleza del universo.
Gloria a
Ti, que despliegas ante mí, cielo y tierra
como
páginas de un libro de sabiduría eterna.
Gloria a
Ti, por Tu eternidad en este mundo pasajero.
Gloria a
Ti, por Tus bondades, visibles e invisibles.
Gloria a
Ti, en cada suspiro de mi dolor.
Gloria a
Ti, por cada paso en mi vida,
por cada
momento de gloria.
Gloria a Ti, oh Dios, de edad en edad.
KONTAKION 2
Oh Señor,
qué hermoso es ser Tu invitado. Brisa llena de aromas;
montañas
que alcanzan los cielos; aguas como un espejo sin fondo
reflejando
los rayos dorados del sol y las nubes corredizas. Toda la
naturaleza
murmura misteriosamente, respirando profunda ternura. Aves y
bestias del
bosque portan el sello de Tu amor. Bendita eres, madre tierra,
en tu
hermosura pasajera, que despiertas nuestro anhelo por un gozo que
durará
siempre en la tierra donde, entre belleza que no envejece, resuena
el grito: ¡Aleluya!
IKOS 2
Me has
traído a la vida como si fuera a un paraíso encantado. Hemos
visto el
cielo como un cáliz del azul más profundo, donde en las alturas
azures las
aves cantan. Hemos escuchado el murmullo consolador del
bosque y la
melodiosa música de los arroyos. Hemos gustado frutas de
sabor fino
y miel dulcemente fragante. Podemos vivir muy bien de Tu
tierra. Es
un placer ser Tu invitado.
Gloria a
Ti, por el día de fiesta de la vida.
Gloria a
Ti, por el perfume de los lirios y las rosas.
Gloria a
Ti, por el sabor variado de las fresas y las frutas.
Gloria a
Ti, por el brillo plateado del rocío de la mañana.
Gloria a
Ti, por el gozo al despertar del amanecer.
Gloria a
Ti, por la vida nueva que trae cada día.
Gloria a Ti, oh Dios, de edad en edad.
KONTAKION 3
Es el
Espíritu Santo quien nos hace encontrar alegría en cada flor, el
exquisito
aroma, el delicado color, la belleza del Altísimo en las cosas más
pequeñas.
Honor y gloria al Espíritu, al Dador de Vida, Quien cubre los
campos con
sus alfombras de flores, corona la cosecha con oro, y nos
otorga el gozo
de contemplarlo con nuestros ojos. Alégrense y cántenle a
Él: ¡Aleluya!
IKOS 3
Qué
glorioso Eres en la primavera, cuando cada criatura despierta a la
vida nueva
y alegremente canta Tus alabanzas con mil lenguas. Eres la
fuente de
vida, el destructor de la muerte. A la luz de la luna, cantan los
ruiseñores,
y los valles y colinas yacen como prendas nupciales, blancas
como la
nieve. Toda la tierra es Tu novia prometida que espera a su
esposo
inmaculado. Si la yerba del campo es así, ¡cuán gloriosamente
seremos
transfigurados en tu segunda venida después de la resurrección!
¡Qué
espléndidos nuestros cuerpos, qué inmaculadas nuestras almas!
Gloria a
Ti, que sacas del fondo de la tierra
variedad
interminable de colores, gustos y aromas.
Gloria a
Ti, por el calor y la ternura de la naturaleza.
Gloria a
Ti, por las innumerables criaturas alrededor nuestro.
Gloria a
Ti, por la profundidad de Tu sabiduría:
todo es un
signo viviente de ella.
Gloria a
Ti, de rodillas beso las huellas de Tu mano invisible.
Gloria a
Ti, que nos iluminas con la claridad de la vida eterna.
Gloria a
Ti, por la esperanza de la indecible
e
imperecedera belleza de la inmortalidad.
Gloria a Ti, oh Dios, de edad en edad.
KONTAKION 4
Cuán
colmados de dulzura están aquellos cuyos pensamientos
permanecen
en Ti; cuan vivificadora es Tu palabra Santa. Hablar contigo
es más
alivio que ungir con aceite, más dulce que el panal. Invocarte
levanta el
espíritu, refresca el alma. Donde no estás, sólo hay vacío, los
corazones
están prendados de tristeza; la naturaleza y la vida misma se
vuelven
aflicción. Dónde estás, el alma está llena de abundancia, y su
canto
resuena como un torrente de vida: ¡Aleluya!
IKOS 4
Al ocaso
del sol, cuando cae la calma como paz del sueño eterno, y reina
el silencio
del día transcurrido, entonces en el esplendor de sus rayos
declinantes,
filtrándose a través de las nubes, flameantes y púrpuras,
doradas y
azules, veo Tu morada, ellas hablan proféticamente de la
inefable
belleza de Tu presencia, y nos llaman en su majestuosidad. Nos
volvemos al
Padre.
Gloria a
Ti, en la quietud del anochecer.
Gloria a
Ti, cubriendo la tierra con paz.
Gloria a
Ti, por el último rayo del sol en su ocaso.
Gloria a
Ti, por el descanso del sueño que renueva.
Gloria a Ti
por Tu bondad aun en momentos de oscuridad cuando
todo el
mundo está oculto a nuestros ojos.
Gloria a
Ti, por las oraciones ofrecidas por un alma temblorosa.
Gloria a
Ti, por la promesa de nuestro despertar
en el
último día glorioso, ese día que no tiene ocaso.
Gloria a Ti, oh Dios, de edad en edad.
KONTAKION 5
Las nubes
oscuras de la vida no aterran a aquellos en cuyos corazones Tu
fuego arde
radiante. Afuera está la oscuridad del remolino, el aullido y el
terror de
la tormenta, pero en el corazón, en la presencia de Cristo, hay luz
y paz,
silencio. El corazón canta: ¡Aleluya!
IKOS 5
Veo Tus
cielos resplandecientes de estrellas. ¡Qué glorioso Eres, radiante
de luz! La
eternidad me observa con los rayos de las estrellas distantes.
Soy
pequeño, insignificante, pero el Señor está a mi lado, Tu brazo
derecho me
guía adonde quiera que voy.
Gloria a
Ti, velando incesantemente sobre mí.
Gloria a
Ti, por los encuentros que arreglas para mí.
Gloria a
Ti, por el amor de los padres, por la fidelidad de los amigos.
Gloria a Ti,
por la humildad de los animales que me sirven.
Gloria a
Ti, por los inolvidables momentos de la vida.
Gloria a
Ti, por el gozo inocente del corazón.
Gloria a
Ti, por el gozo de vivir,
moverme y
ser capaz de devolver Tu amor.
Gloria a Ti, oh Dios, de edad en edad.
KONTAKION 6
¡Qué grande
y qué cerca estás en la senda poderosa de la tormenta! ¡Qué
fuerte Tu
brazo derecho en el deslumbrante relámpago del rayo! ¡Qué
imponente
Tu majestuosidad! La voz del Señor llena los campos, habla en
el susurro
de los árboles. La voz del Señor está en el trueno y en el
aguacero.
La voz del Señor se escucha por encima de las aguas.
Alabanzas a
Ti, en el rugir de las montañas en llamas. Tú sacudes la tierra
como si
fuera un vestido, Tú extiendes hasta el cielo las olas del mar.
Alabanzas a
Ti, que abates el orgullo del hombre. Tú sacas de su corazón
un grito
penitente: ¡Aleluya!
IKOS 6
Cuando el
relámpago ilumina el comedor del campo, qué tenue se ve la luz
de la
lámpara. Así Tú, como el relámpago, inesperadamente iluminas mi
corazón con
destellos de intenso gozo. Después de Tu deslumbrante luz,
qué opaco,
qué descolorido, qué ilusorio se ve todo lo demás. Mi alma se
adhiere a
Ti.
Gloria a
Ti, cúspide del sueño de los hombres.
Gloria a
Ti, por la insaciable sed de comunión con Dios.
Gloria a
Ti, por la insatisfacción que nos das
sobre las
cosas terrenales.
Gloria a
Ti, que diriges sobre nosotros Tus rayos sanadores.
Gloria a
Ti, que sometes el poder de los espíritus de la oscuridad
y condenas
a muerte todo mal.
Gloria a
Ti, por los signos de Tu presencia:
por el gozo
de escuchar Tu voz y vivir en Tu amor.
Gloria a Ti, oh Dios, de edad en edad.
KONTAKION 7
En la
maravillosa combinación de sonidos es Tu llamado el que
escuchamos.
En la armonía de muchas voces, en la sublime belleza de la
música, en
la gloria de las obras de los grandes compositores: nos
conduces al
umbral del paraíso que vendrá, y a los coros de ángeles.
Toda
belleza verdadera tiene el poder de arrastrar el alma hacia Ti y
hacerla
cantar en éxtasis: ¡Aleluya!
IKOS 7
El aliento
de Tu Espíritu Santo inspira a artistas, poetas, científicos. El
poder de Tu
conocimiento supremo los hace profetas e intérpretes de Tus
leyes, las
cuales revelan las profundidades de Tu sabiduría creadora. Sus
obras
hablan inconscientemente de Ti. ¡Qué grandioso Eres en Tu
creación!
¡Qué grandioso Eres en el hombre!
Gloria a
Ti, mostrando Tu poder insuperable en las leyes del universo.
Gloria a
Ti, pues toda la naturaleza está llena de Tus leyes.
Gloria a
Ti, por lo que nos has revelado en Tu misericordia.
Gloria a
Ti, por lo que nos has ocultado en Tu sabiduría.
Gloria a
Ti, por la inventiva de la mente humana.
Gloria a
Ti, por la dignidad del trabajo del hombre.
Gloria a
Ti, por las lenguas de fuego que traen inspiración.
Gloria a Ti, oh Dios, de edad en edad.
KONTAKION 8
Qué cerca
estás en el día de la enfermedad. Tú mismo visitas a los
enfermos;
Tú mismo Te inclinas sobre la cama del que sufre; su corazón Te
habla. En
la agonía del dolor y del sufrimiento, Tú traes paz, Tú traes
consuelo
inesperado. Tú eres el Consolador. Tú eres el amor que vela
sobre
nosotros y nos sana. A Tí cantamos el himno: ¡Aleluya!
IKOS 8
Cuando en
la infancia Te llamé conscientemente por vez primera, Tú
escuchaste
mi oración, Tú llenaste mi corazón con la bendición de Tu paz.
En ese
momento conocí Tu bondad, supe qué tan benditos son aquellos
que se
vuelven a Ti. Empecé a llamarte, noche y día; y ahora, aún ahora,
invoco Tu
nombre.
Gloria a
Ti, que satisfaces mis deseos con cosas buenas.
Gloria a
Ti, que velas sobre mí día y noche.
Gloria a
Ti, que curas aflicción y vacío
con el
correr sanador del tiempo.
Gloria a
Ti, en quien ninguna pérdida es irreparable,
dador de
vida eterna para todos.
Gloria a
Ti, que haces inmortal todo lo que es excelso y bueno.
Gloria a
Ti, que nos prometes el anhelo de encontrarnos
con
nuestros seres queridos que han muerto.
Gloria a Ti, oh Dios, de edad en edad.
KONTAKION 9
¿Por qué en
un día de Fiesta toda la naturaleza sonríe misteriosamente?
¿Por qué
entonces se llenan nuestros corazones de un regocijo celestial,
un regocijo
más allá que el de la tierra, y el mismo aire en la iglesia y en el
altar se
vuelve luminoso? Es el soplo de Tu amor amable, es el reflejo de
la gloria
del Monte Tabor. Entonces el cielo y la tierra cantan Tu alabanza:
¡Aleluya!
IKOS 9
Cuando me
llamaste a servir a mis hermanos y llenaste mi alma de
humildad,
uno de Tus profundos rayos penetrantes brilló dentro de mi
corazón; se
volvió luminoso, lleno de luz como el hierro ardiente dentro del
horno. He
visto Tu rostro, rostro misterioso y de gloria inaccesible.
Gloria a
Ti, transfigurando nuestras vidas con actos de amor.
Gloria a
Ti, haciendo maravillosamente dulce
el
cumplimiento de Tus mandamientos.
Gloria a
Ti, dándote a conocer cuando el hombre
muestra
misericordia a su prójimo.
Gloria a
Ti, enviándonos fracaso y desgracia
para que
entendamos las penas de otros.
Gloria a
Ti, retribuyéndonos tan bien por el bien que hacemos.
Gloria a
Ti, acogiendo el impulso del amor en nuestro corazón.
Gloria a
Ti, elevando a las alturas del cielo
cada acto
de amor en la tierra y en el cielo.
Gloria a Ti, oh Dios, de edad en edad.
KONTAKION 10
Nadie puede
rehacer lo que se ha desmoronado y hecho polvo, pero Tú
puedes
restaurar una conciencia hecha cenizas; Tú puedes restaurar a su
belleza
anterior, un alma perdida y sin esperanza. Contigo, no hay nada
que no
pueda ser redimido; Tú eres amor; Tú eres Creador y Redentor; Te
alabamos,
cantando: ¡Aleluya!
IKOS 10
Recuerda,
mi Dios, la caída de Lucifer ensoberbecido; mantenme seguro
con el
poder de Tu gracia; sálvame de caer lejos de Ti, sálvame de la
duda.
Inclina mi oído a escuchar Tu misteriosa voz en cada momento de
mi vida.
Inclina mi corazón a llamarte a Ti, presente en todo.
Gloria a
Ti, por cada acontecimiento,
cada
condición en que Tú providencia me ha puesto.
Gloria a
Ti, por lo que me hablas dentro de mi corazón.
Gloria a
Ti, por lo que me revelas, dormido o despierto.
Gloria a
Ti, por dispersar nuestras vanas imaginaciones.
Gloria a
Ti, por levantarnos del fango de nuestras pasiones
a través
del sufrimiento.
Gloria a
Ti, por curar nuestra soberbia de corazón
a través de
la humillación.
Gloria a Ti, oh Dios, de edad en edad.
KONTAKION 11
A través de
las frías series de siglos, siento el calor de Tu aliento, siento Tu
sangre
pulsando en mis venas. Parte del tiempo ya ha transcurrido, pero
ahora Eres
el presente. Estoy de pie por Tu cruz; yo fui su causa. Me
postro
hasta el polvo ante ella. Aquí está el triunfo del amor, la victoria de
la
salvación. Aquí los siglos mismos no pueden permanecer silenciosos,
cantando
Tus alabanzas: ¡Aleluya!
IKOS 11
Bienaventurados
son los que compartirán el banquete del Rey, pero ya en
la tierra
me das el gusto anticipado de esta bienaventuranza. Cuantas
veces con
Tu propia mano has sostenido para mí Tu Cuerpo y Tu Sangre,
y yo, a
pesar de ser un pecador miserable, he recibido este sacramento, y
he gustado
Tu amor, tan inefable, tan celestial.
Gloria a
Ti, por el fuego inextinguible de Tu gracia.
Gloria a
Ti, edificando Tu Iglesia,
puerto de
paz en un mundo torturado.
Gloria a Ti
por el agua del Bautismo, dadora de vida,
en la cual
encontramos un nuevo nacimiento.
Gloria a
Ti, restaurando en el penitente la pureza, blanca como el lirio.
Gloria a
Ti, por la Copa de la salvación y el Pan del gozo eterno.
Gloria a
Ti, por exaltarnos hasta el más alto cielo.
Gloria a Ti, oh Dios, de edad en edad.
KONTAKION 12
Con qué
frecuencia he visto el reflejo de Tu gloria en los rostros de los
muertos.
Qué resplandecientes estaban, con belleza y gozo celestial: qué
etéreos,
que translúcidos sus rostros, qué triunfantes sobre el sufrimiento y
la muerte,
su felicidad y paz; aún en el silencio Te llamaban. En la hora de
mi muerte,
ilumina mi alma también, que pueda clamarte: ¡Aleluya!
IKOS 12
¿Qué forma
de alabanza puedo ofrecerte? Nunca he escuchado el canto
de los
Querubines, un gozo reservado para los espíritus en lo alto. Pero
conozco las
alabanzas que la naturaleza Te canta. En el invierno, he
contemplado
a la luz de la luna con que silencio toda la tierra Te ofrece una
oración,
revestida en su blanco manto de nieve, centellando como
diamantes.
He visto como el sol naciente se regocija en Ti, como el canto
de las aves
es un coro de alabanza a Ti. He escuchado los misteriosos
susurros de
los bosques sobre Ti, y los vientos cantando Tu alabanza al
agitar las
aguas. He entendido como los coros de estrellas proclaman Tu
gloria a
medida que se mueven por siempre en las profundidades del
espacio
infinito. ¡Qué pobre es mi alabanza! Toda la naturaleza Te
obedece, yo
no. Sin embargo mientras vivo, veo Tu amor, anhelo
agradecerte,
orar a Ti, e implorar Tu Nombre.
Gloria a
Ti, dándonos luz.
Gloria a
Ti, bendiciéndonos con luz
y con la
multitud de ángeles y santos.
Gloria a
Ti, Padre Santísimo,
prometiéndonos
participación en Tu Reino.
Gloria a
Ti, Espíritu Santo, Sol vivificador del mundo que vendrá.
Gloria a Ti
por todo, Trinidad Santa y Misericordiosísima.
Gloria a Ti, oh Dios, de edad en edad.
KONTAKION 13
Trinidad
vivificadora y misericordiosa, recibe mi agradecimiento por toda Tu
bondad.
Haznos dignos de Tus bendiciones, para que, cuando hayamos
hecho
fructificar los talentos que nos has encomendado, podamos entrar
en el gozo
de nuestro Señor, exultando para siempre en el grito de victoria:
¡Aleluya!
Trinidad
vivificadora y misericordiosa, recibe mi agradecimiento por toda Tu
bondad.
Haznos dignos de Tus bendiciones, para que, cuando hayamos
hecho
fructificar los talentos que nos has encomendado, podamos entrar
en el gozo
de nuestro Señor, exultando para siempre en el grito de victoria:
¡Aleluya!
Trinidad
vivificadora y misericordiosa, recibe mi agradecimiento por toda Tu
bondad.
Haznos dignos de Tus bendiciones, para que, cuando hayamos
hecho
fructificar los talentos que nos has encomendado, podamos entrar
en el gozo
de nuestro Señor, exultando para siempre en el grito de victoria:
¡Aleluya!
IKOS 1
Al nacer
fui un niño débil, indefenso, pero Tu ángel extendió sus alas sobre
mi cuna
para defenderme. Desde mi nacimiento hasta ahora Tu amor ha
iluminado
mi camino y me ha guiado maravillosamente hacia la luz de la
eternidad;
desde mi nacimiento hasta ahora los dones generosos de Tu
providencia
han sido derramados prodigiosamente sobre mí. Te doy
gracias,
con todos los que han llegado a conocerte e invocan Tu nombre.
Gloria a
Ti, por llamarme a la existencia.
Gloria a
Ti, que me muestras la belleza del universo.
Gloria a
Ti, que despliegas ante mí, cielo y tierra
como
páginas de un libro de sabiduría eterna.
Gloria a
Ti, por Tu eternidad en este mundo pasajero.
Gloria a
Ti, por Tus bondades, visibles e invisibles.
Gloria a
Ti, en cada suspiro de mi dolor.
Gloria a
Ti, por cada paso en mi vida,
por cada
momento de gloria.
Gloria a Ti, oh Dios, de edad en edad.
KONTAKION 1
Rey Eterno,
Tu Voluntad por salvarnos está llena de poder, Tu brazo
derecho
controla todo el curso de la vida humana. Te damos gracias por
todas tus
bondades, visibles e invisibles; por la vida eterna, por los gozos
celestiales
del reino que vendrá. Concede misericordia a los que
cantamos
Tus alabanzas, ahora y en el tiempo futuro.
Gloria a Ti, oh Dios, de edad en edad.
Amen
Este
Akatisto fue compuesto por el
Protopresbítero
Gregory Petrov
en un campo
de concentración en 1940
poco antes
de su muerte.
El título
fue tomado de las palabras de
San Juan
Crisóstomo cuando moría en el exilio.
Es un canto
de alabanza
en medio de
los más terribles sufrimientos.
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