Renunciación y menosprecio del mundo, es odio voluntario, negación de la propia naturaleza, a fin de alcanzar aquello que está por encima de la naturaleza. Todos los que abandonan y desprecian los bienes de esta vida, suelen hacer esto por la gloria del Reino por venir, por la memoria de sus pecados, o tan sólo por amor de Dios. Si alguien hiciese esto, y no por alguna de estas causas, no sería razonable su renunciación. Sea cual fuere el fin y el término de nuestra vida, tal será el premio que recibiremos de Cristo, juez y remunerador de nuestros trabajos.
San Juan Clímaco
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